Sindicales
24/5/2006|947
Quién es quién en el Soip
Votemos a la Bordó - Marrón

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La presentación de siete listas en un sindicato es un fenómeno muy particular. Expresa, ante todo, que la Comisión Directiva no es un factor de aglutinamiento sindical. En cambio, sí tiene el apoyo de la poderosa Cipa, la cámara empresaria.
La camarilla dirigente impuso un violento giro al proceso político del sindicato hace dos años, cuando fue cooptada por la patronal y el Estado. Todo empezó con la expulsión de los cinco dirigentes que hoy encabezan la agrupación Bordó. La caja del sindicato se convirtió en un peculiar “fondo” en negro aportado “solidariamente” por las patronales, mientras las cuentas legales del sindicato siguen embargadas por las colosales deudas del saravismo, expulsado en 2002, luego del triunfo celeste. Esa caja, fuera de todo control, alimenta incluso a matones.
En los dos años que transcurren desde ese momento, Salas y Verón, sus dirigentes, concretan un verdadero golpe de Estado al interior del Soip: incorporan los aumentos oficiales como “premios”, adoptan una orientación indemnizatoria frente a los despidos, desconocen la Comisión Paritaria elegida en asamblea general, excluyen del cuerpo de delegados a los cooperativizados (en negro), blanquean con cláusulas flexibles, congelan los salarios gambeteando las paritarias del año pasado y de este año... Finalmente, coronan la obra con el convenio Cipa-Soip, un instrumento destinado a “blanquear” a miles de compañeros en las condiciones más negreras, eliminando todas las conquistas del convenio ‘75 e incluso a la baja en materia salarial.
La firma de dos solicitadas del “felipismo” sindical marplatense por parte de Samuel Salas, el secretario general, buscó insertar la nueva burocracia en el “concierto” de la línea dominante de la CGT.
El contraste es total con los dos primeros años orientados por los dirigentes expulsados. El gremio consiguió, mediante una huelga con piquetes que conmocionaron el puerto, un aumento del 30% en pleno 2002, cuando de eso no se hablaba en la Argentina; luego otro más, completando un 50%; blanqueó un puñado de plantas con el convenio ‘75 mediante ocupaciones y huelgas; defendió a los activistas despedidos, unificó el Cuerpo de Delegados del blanco y el negro, realizó asambleas generales de hasta 700 compañeros que emparentaron al Soip con las expresiones más avanzadas de la clase obrera argentina.
Políticamente, el Soip de 2002 y 2003 recorrió un camino de independencia de la burocracia sindical, participó de los grandes actos del movimiento piquetero y asambleario en la Plaza de Mayo, se unió al movimiento piquetero local en resonantes conflictos que lograron incluso disputar la contratación de desocupados de los listados barriales de las organizaciones en algunas plantas.
En cambio, el Soip posterior estuvo de espaldas a la gran huelga de los embarcados del puerto el año pasado, en la que sí jugó nuestra agrupación celeste histórica, hoy Bordó, en la carpa de la plaza, agitando el puerto, solidarizando al activismo y luchando por la garantía horaria, una conquista que la camarilla entregó precisamente en el convenio Cipa-Soip.
Esa es la cédula de identidad de la Bordó-Marrón. Sus 36 candidatos acreditan el protagonismo de Patricia Comparada, María Dematteis, Rubén Quiroga y otros compañeros al frente de las luchas, la calidad de los delegados fabriles actuales y de los paritarios electos en asamblea general que pueblan su lista.
La patronal juega su partido. Cerró una planta entera, El Marisco II, cesanteando al adjunto de nuestra lista (ver nota). Algunos candidatos son “apretados”. Exigimos plenario de delegados para defenderlos a todos.
La Agrupación Bordó, nombre que adoptó nuestra histórica agrupación celeste Unidad Obrera del Pescado ante la usurpación, despliega una fuerte campaña de folletos, volantes y afiches que recoge gran descontento con la conducción. Más de 100 pintadas visten el puerto de Mar del Plata.
La novel burocracia apuesta a que cada lista se vote a sí misma en sus lugares de trabajo y ellos se llevan el botín mediante el aparato y el favor patronal.
Los contrarrestamos explicando un programa asentado en una trayectoria, incluso en la dirección del sindicato. Nuestros dirigentes no son una promesa, ya defendieron consecuentemente ese programa.
A partir de ello, crear una corriente polarizando con el aparato oficial, es la llave de la victoria.
Está en marcha la gran batalla por la segunda recuperación del Soip. Ese es el mensaje a los trabajadores.