Sindicales

29/3/2021

Quilmes: repudio al despido de la Prof. Flavia Angelino de la Escuela San José

El 19 de febrero de 2021 Flavia Angelino fue despedida en forma encubierta bajo la forma de “modificación de condiciones laborales” por la escuela San José de la localidad de Quilmes, luego de desempeñarse allí durante más de 14 años, dictando las materias Proyecto de Investigación en Ciencias Sociales , Proyectos organizacionales y Política y ciudadanía.

Socióloga y Profesora en la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, su despido fue repudiado por alumnxs, ex alumnxs, docentes y familiares de estudiantes de la escuela, que denunciaron a su vez en las redes sociales formas de violencia institucional por cuestiones de género, políticas y gremiales sufridas por educadorxs , estudiantes y personal no docente a lo largo de los años.

Pero esta historia de arbitrariedad patronal, precarización laboral, y disciplinamiento comenzó mucho antes.


La descentralización del sistema educativo

Durante el gobierno de Menem se aprobó la Ley de transferencia de establecimientos educativos a las provincias, culminando así el proceso de traspaso de escuelas nacionales a las provincias que inició con Frondizi y continuó en las dictaduras del `66 y del `76. La Ley de transferencia mantiene los aportes a la enseñanza privada y establece a su vez un ajuste sobre los recursos destinados a la educación.

Es decir que la descentralización del sistema educativo, con la subsiguiente fragmentación, desfinanciamiento y aliento a la privatización es una política de estado compartida por peronistas, radicales y gobiernos dictatoriales.

La educación como derecho o como servicio

Con las leyes educativas de los `90 la educación comenzó a ser definida como un “servicio”, trasladando al ámbito educativo una lógica mercantil según la cual quien puede pagar accede a un mejor servicio, y quien no, “cae” en la educación estatal.

Y todo el sistema educativo fue definido como público, más allá de la gestión estatal o privada de cada institución. De este modo se justificaron los subsidios que sostienen con recursos del Estado instituciones que lucran con la educación, que precarizan el trabajo docente y que promueven “idearios institucionales”, que por tomar un ejemplo sostienen en materiales de divulgación que “el aparato genital femenino está diseñado para tener hijos” (Educación integral de la sexualidad. Orientación para padres. CONSUDEC). Así se invisibiliza la educación como espacio público, fruto de un proceso social, política e históricamente articulado.

Educación privada: un negocio por partida doble

La educación privada es un negocio por partida doble: por un lado para lxs propietarixs de dichas instituciones, pero también para el Estado que se desentiende así de garantizar la existencia de escuelas estatales en todos los niveles, descomprimiendo esta demanda de las familias por medio del subsidio a las privadas (según datos del 2018 el 70 % de ellas recibe subsidio estatal), de modo tal que las cuotas en las mismas no sean tan altas.

Proliferan entonces escuelas confesionales como la San José de Quilmes, donde muchas familias trabajadoras envían a sus hijxs ante la falta de opciones estatales. Se refuerza también de este modo el papel disciplinador de la iglesia católica sobre una porción de la población a la que difícilmente llegara sin el auxilio del Estado.

Precariedad laboral

Un aspecto fundamental que hace tanto al negocio de la educación privada como al disciplinamiento social que se transmite a través de la misma, está dado por la precariedad laboral. Pese a que los salarios docentes de una gran cantidad de escuelas privadas son pagados por el Estado, los mismos no están incluidos en el Estatuto del Docente, muchas veces incluso revistan como monotributistas, lo que constituye directamente un fraude laboral.
Lxs docentes de las escuelas privadas carecen en su mayoría por lo tanto de estabilidad laboral, suelen cobrar salarios menores que sus colegas de instituciones del Estado y sufren en forma directa la arbitrariedad patronal.

Decir basta

En este contexto Flavia se negó a aceptar el cambio arbitrario y violento de las materias que construyó durante más de una década en la institución. Denunció que este cambio de asignaturas fue el corolario de un proceso de desacreditación, intromisión de las autoridades en su trabajo docente, persecución hacia quienes buscan generar procesos de crítica social y promueven la participación en la toma de decisiones para la vida colectiva.
Y así también lo entendieron parte de lxs alumnxs, ex alumnxs, docentes y familiares que señalaron en una declaración que “Sugerir que Flavia, o cualquierx otrx profesorx, busca `ideologizar a lxs estudiantes´, nos parece una actitud paternalista, que nos infantiliza, que no hace más que reproducir la estructura verticalista contra la que ya tantas veces resistimos, y no va a ser esta la excepción. Lxs estudiantes tenemos ideología, tenemos voz, y exigimos que se nos respete en nuestra diversidad. (…) Flavia, desde una mirada desnaturalizante de la realidad, nos ayudó a enfrentar tanto miedos, como armarnos de valor, a preguntarnos y re preguntarnos. Siempre desde un lugar de escucha y enseñanza, construyendo un ida y vuelta virtuoso que crea redes y sostenes para con todxs lxs estudiantes, y no para con unxs pocxs. La pregunta que nos hacemos es ¿Por qué le tienen tanto miedo a nuestra opinión?

Docentes y estudiantes necesitamos una educación que promueva el pensamiento crítico, que construya lazos de solidaridad y de respeto a la diversidad. La organización colectiva es la clave.

Separación de la iglesia del Estado
Basta de subsidios a las privadas
Aplicación del Estatuto del docente a todxs lxs trabajadorxs de la educación.