Sindicales

15/8/2020

Radiografía de la situación de los monotributistas del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires

18.000 trabajadores precarizados.

Tribuna Municipal, Ministerio de Educación.

Desde el comienzo de la pandemia ha quedado expuesta la precarización a la cual estamos sometidos diversos sectores de trabajadores del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires que somos monotributistas, es decir trabajadores municipales con una relación laboral encubierta.

El no reconocimiento de la antigüedad, la falta de acceso a la carrera administrativa, de negociación paritaria y aguinaldo se cuentan entre las condiciones de precarización laboral. Para colmo, este año inauguró con el aumento del 51% en el monto del monotributo, que funcionó como un virtual recorte de los ya magros aumentos salariales.

Se estima que la planta de “contratados” a través de monotributo en el gobierno de la Ciudad es de aproximadamente 18.000, cifra que varía constantemente ya que año tras año nos vemos en la necesidad de volver a “negociar” las condiciones de trabajo. En el Ministerio de Educación abunda este tipo de contrataciones en todos los equipos y unidades, asumiendo las mismas tareas que los trabajadores de planta; incluso existen programas que en su totalidad están compuestos por contratados.

Uno de los aspectos que dejó al desnudo la pandemia fue la falta de licencias establecidas y reguladas por el convenio colectivo, quedando su otorgamiento a merced de la voluntad y designio de los funcionarios de turno. Frente a la perspectiva de mayor flexibilización de la cuarentena y la restauración de tareas “esenciales” en distintos lugares la situación de los monotributistas queda aún más vulnerable, en la medida que no resulta claro cómo se desarrollarían las licencias en caso de necesitarlo. La falta de ART y las complejidades para acceder a las obras sociales agravan esta situación.

La votación de “Ley de Emergencia” en la Legislatura porteña no hizo más que profundizar esta línea. Dotó al Ejecutivo de “superpoderes”, con la facultad de manejar a discreción el presupuesto, congelar la planta de trabajadores y revisar los contratos de locación de servicios. Resultó el terreno fértil para generar una mayor flexibilización como sucedió con los programas de “voluntariados” o de “Servidores Públicos” que sacaron compulsivamente a los trabajadores a la calle, a cumplir tareas de mayor exposición al virus o reconversiones sin plus salarial alguno.

Cada vez somos más los trabajadores encuadrados bajo distintas variantes como locación de servicios, locación de obra, asistencia técnica, convenios especiales y tercerizaciones a través de ONG, organismos internacionales o de universidades, entre otras, que se encuentran bajo estos contratos basura. El propio Estado incumple la legislación laboral contratando trabajadores que cumplen la misma función que quienes se encuentran en planta permanente, cuando solo estaría habilitado para hacerlo frente a tareas muy específicas. El reclamo por el pase a planta del conjunto de los trabajadores estatales está más vigente que nunca.

No es casual que desde hace décadas el conjunto de los gobiernos en los distintos niveles del Estado haya generalizado esta forma de contratación, oficiando como el primer agente precarizador de forma tal de habilitar el terreno para que los privados ataquen los derechos laborales. La reforma laboral se mira en el espejo de la precarización que se imparte en el Estado.

Resulta fundamental dar cuenta del rol de las direcciones sindicales en este cuadro. Sutecba ni siquiera afilia a los trabajadores monotributistas, desconociendo absolutamente su carácter de trabajadores de la Ciudad aunque realicemos las mismas tareas que quienes se encuentran en planta. La dirección de ATE Capital no plantea ninguna instancia de organización real ni se hace eco de estos reclamos. Solo las Juntas Internas clasistas, como es el caso del Inti dentro del Estado nacional, han convocado a los monotributistas a organizarse, incluso durante la cuarentena.

El gobierno pretende que resignemos nuestros salarios para cumplir con el pago de la deuda externa y el rescate al capital. Más que nunca se plantea la necesidad de que seamos los trabajadores los que intervengamos en esta crisis. Vamos por el pase a planta permanente.

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