Sindicales

16/8/2001|717

Rebelión en la docencia

Huelga indefinida. Asambleas masivas. Asamblea General en el Luna Park

Estamos asistiendo a una virtual rebelión docente en la provincia de Buenos Aires. El ciclo lectivo no se ha reiniciado luego de las vacaciones de invierno. En los distritos se multiplican las asambleas masivas y las movilizaciones son multitudinarias, en algunos casos sin precedentes. Las jornadas de cortes de ruta dispuestas por la Asamblea Nacional de Piqueteros fueron la oportunidad para que centenares de docentes desfilaran por los piquetes y expresaran su solidaridad con los trabajadores ocupados y desocupados en lucha.


El paro de 72 horas no estaba en los planes ni en los cálculos de la burocracia Celeste; fue arrancado como consecuencia de la impresionante movilización en curso. El planteo de los dirigentes de Suteba era que había que volver a trabajar una vez cobrados los cheques (es decir, limitar la protesta al “atraso” en el pago). La burocracia fue literalmente acorralada y vapuleada en infinidad de asambleas, las cuales resolvieron continuar la huelga y no volver a clase hasta que se derogue el ajuste. Los docentes decidieron tomar las luchas en sus manos. A las convocatorias del gremio le siguieron las autoconvocatorias, en especial cuando la burocracia se declaró ausente sin aviso. La acción impetuosa de abajo terminó partiendo a la burocracia: hubo sectores de ella que se retiraron de las asambleas contestatarias, mientras que otros optaron por quedarse y acompañar.


El movimiento se está abriendo paso también a través de las fisuras que se registran en el aparato del Estado. Se está rompiendo “la cadena de mandos”: directores y hasta inspectores expresan su apoyo y simpatías a la lucha y se han sumado, inclusive, a las asambleas y a las medidas de acción directa. Obviamente, son quienes han salido más perjudicados (relativamente, claro) por el recorte y, por lo tanto, tienen especial interés en que el ajuste quede sin efecto. Pero, sin perjuicio de ello, existe una conciencia bastante extendida entre toda la masa docente de que este recorte es sólo la punta del témpano, el preludio de nuevos recortes que terminarán afectando (como ya ocurre con los patacones y los atrasos) a todas las escalas inferiores. En otras palabras, del “déficit cero” no se salva nadie. Esto es lo que explica que la consigna de la abolición del ajuste se haya convertido en una causa general del magisterio.


La respuesta que reclama la situación es la huelga general indefinida, como lo han planteado diversas asambleas. La magnitud del ataque no deja lugar a puntos intermedios. Las dosis homeopáticas, a las que nos tiene acostumbrados la dirección sindical Celeste, no sirvieron en el pasado y menos sirven aun en la coyuntura actual. Esta política desgastante de la burocracia sindical es la responsable de que hayan pasado en su momento el “ajustazo”, la reforma laboral, los anteriores recortes de salarios y la liquidación de Aerolíneas.


Llamamos a votar el paro por tiempo indeterminado. No volver a clase hasta que se derogue el ajuste. No al recorte ni a los patacones. Que el sueldo se pague en pesos y sin descuentos. Por un básico de 700 pesos.


Deben ser los docentes –no una cúpula– los que deliberen y decidan: asambleas permanentes en los distritos y convocatoria a movilizarse en común a padres, estudiantes y trabajadores. Sin trabajo y sin salarios no hay educación. Convoquemos a una Asamblea General de la provincia en el Luna Park, para decidir entre todos el programa y el plan de acción y conducir la lucha docente y educativa al triunfo