La burocracia de la Confederación Nacional de Docentes Universitarios (Conadu), en un plenario de secretarios generales clandestino, aprobó una nueva y brutal rebaja salarial para toda la docencia universitaria. Esta nueva entregada se destacó por la profundidad del recorte del salario real que implica este acuerdo y por el cierre exprés que se le dio a la “negociación” con el gobierno del FMI.

En relación al primer aspecto, el acuerdo firmado consiste en el otorgamiento de tres cuotas no acumulativas que sumadas dan 21%; un 7% en agosto, 5% en septiembre y 9% en diciembre, todos porcentajes calculados sobre el sueldo de marzo. Teniendo en cuenta el 41% que aceptaron entre marzo y julio, también en cuotas con porcentajes sobre marzo, el total al final del año suma un 62%.

La inflación anual, en los pronósticos optimistas, estará orillando el 91%. El acuerdo firmado a espaldas de toda la docencia nacional es un “massazo” que agudiza la pérdida del salario universitario, calculada en un 30% en los últimos 6 años.

La Federación de los trabajadores no docentes de las Universidades (Fatun) firmó, unos días antes, un acuerdo similar. La licuación del sueldo de sus trabajadores es un ataque a la Universidad misma, a su calidad académica y a la formación de sus recursos humanos. El profundo ataque al salario que propician quienes se llenan la boca contra el “neoliberalismo” es la llave maestra para el avance de todo tipo de medidas mercantilizadoras y privatistas de los estudios de grado y posgrado y de la actividad académica en general. Nada que envidiarle a Menem-Cavallo, tampoco a Macri.

Métodos burocráticos para no dejar resquicio al debate de les docentes

En cuanto al segundo aspecto, la burocracia de Conadu no guardó ni las mínimas formas. En ninguno de sus gremios de base se hicieron asambleas; donde hubo encuestas, fueron difundidas un día antes del acuerdo y cerradas en 24 hs. En Adulp, el gremio de la Universidad de La Plata y uno de los más grandes de la Conadu, no se reunió a les delegades de facultades y colegios para debatir el punto. Esta vez ni siquiera se convocó la asamblea que sirvió de tapadera de las entregadas anteriores con los acuerdos previamente abrochados y la concurrencia garantizada por las gestiones aliadas. El acuerdo es tan intragable que la burocracia teme que se le vaya de control la situación si abre una instancia de debate convocada incluso en sus términos.

La profundización de los métodos burocráticos es un indicador inconfundible del entrelazamiento de la burocracia con el régimen del FMI. Y con Massa, el superministro que con el apoyo de todas las fracciones del Frente de Todos lleva adelante el ajustazo comprometido con el imperialismo.

La “16 de abril”, paralizada e impotente

La escisión de la burocracia (la “16 de abril”), que dirige más de una decena de gremios de base, no concurrió al plenario y tampoco fijó un curso de acción. No hizo una campaña previa, no promovió asambleas, no preparó a la docencia de los gremios que dirige para enfrentar la situación. Su pertenencia al Frente de Todos la paraliza y la hace cómplice del derrumbe salarial. Con el gastado argumento de no hacerle el juego a la derecha se somete a todos los planteos derechistas del gobierno y al ajuste del FMI.

Les docentes de todo el país, y especialmente los de los gremios de base de la Conadu, tenemos que tomar nota de la situación. Nada positivo puede venir de De Feo y compañía, que el día previo a la firma del acuerdo se “movilizaban” con Yasky y la CGT para encubrir que el principal formador de precios es el gobierno que defienden. El gran problema que tenemos planteado es superar a esta dirección entreguista serial del salario, organizándonos en cada universidad, en cada escuela y en cada establecimiento, para abrirle paso a un movimiento de lucha por el salario y en defensa de la universidad amenazada por el ajuste fondomonetarista.