Cuando la conducción del gremio levantó la retención de tareas del 11 de abril, balanceamos esa decisión como un golpe a la lucha salarial de parte de los propios dirigentes. Dijimos además que para lograr la contundencia que tuvo la medida de fuerza, los choferes debieron imponerse ante las patronales y ante el propio gobierno de Milei, que jugaron abiertamente contra el paro e intentaron dividir la medida de fuerza a través del monopolio de Dota y la acción abiertamente carnera de la oposición de Bustinduy y la Palacios, que fracasaron.

Ahora, la firma del acuerdo paritario el 25/04 por parte de la burocracia sindical que encabeza Fernández, consuma la entrega de la paritaria, congela el mismo salario de $987.000 que se debería haber cobrado en marzo de básico inicial conformado, hasta el mes de junio, encima por medio de sumas no remunerativas, con una inflación que desde enero a marzo ya llega al 51%.

Pero la situación es más grave todavía, porque firmaron un acta de compromiso para evitar ir a la huelga ante la falta de acuerdo. Esta es la realidad de la situación. El acuerdo salarial no compromete ni a la patronal ni el gobierno ni siquiera por el escaso aumento anunciado, es puro humo para evitar la convocatoria a la medida de fuerza. Fernández nos quiere llevar a la derrota.

Con esta puñalada a la lucha salarial de los choferes nos están imponiendo a nosotros también la licuadora de Milei, que se la imponen a los jubilados y a todos los trabajadores activos. Es el propio gobierno, en acuerdo con las patronales y la burocracia sindical tanto oficialista y “opositora” (los ahora carneros moyanistas y de la CTA de la Palacios) los responsables de esta situación. La propia secretaria de trabajo es la que interviene directamente para ponerle el techo a las paritarias, como también sucedió en la paritaria de camioneros, y limita y estira los porcentajes de incremento que siempre son menores que la inflación. Es el ajuste de Milei contra los trabajadores.

Conocido el acuerdo en las líneas la disconformidad es prácticamente total. Y en esta reacción, si se extiende a todas las líneas está la posibilidad de rechazar este acuerdo a la baja e inconsulto. La lucha de los estudiantes y trabajadores de las universidades, junto con el apoyo de numerosos gremios, que se transformó en una especie de pueblada y rebelión de todo el pueblo trabajador, que le paró en seco el ajuste a Milei y lo obligó a comprometerse por el financiamiento de la educación, marca con total claridad lo que hay que hacer.

Necesitamos asambleas en todas las líneas que deberían ser convocadas ahora por todos los Cuerpos de Delegados (varios cuerpos de delegados incluso alineados con Fernández repudiaron el acuerdo) para rechazar el acuerdo paritario y retomar el paro en los términos ya planteados, hasta conseguir el aumento. O sino las asambleas deben surgir de “autoconvocatorias”. No puede plantearse un paro dominguero, tiene que ser un paro activo con movilización en el marco de un plan de lucha.

Está surgiendo además una “autoconvocatoria” a la Plaza Once para el viernes 26/04. Planteamos impulsarla con fuerza para concentrarnos y movilizarnos a la Secretaría de Trabajo en reclamo de un salario inicial de $1.300.000 de básico para recomponer el salario acorde a la inflación, como inicio del plan de lucha. De ninguna manera propiciamos un choque entre los trabajadores que asistan a la convocatoria con el aparato gremial de la UTA, porque ese es el negocio de Bustinduy. Por el contrario, propiciamos la masividad del repudio a la entrega de la paritaria de Fernández en todas las líneas. Llamamos a desenvolver asambleas, un plan de lucha y retomar la huelga para defender realmente el salario.

https://prensaobrera.com/politicas/y-fue-rebelion-universitaria-y-popular