Sindicales

31/5/2019

Renault y Smata acuerdan una reducción salarial del 30% para sus trabajadores

A 50 años del Cordobazo, la burocracia sigue entregando los derechos obreros

Mientras millones de trabajadores paralizaban el país y miles se manifestaban por las calles de Córdoba contra el ajuste de Macri y del conjunto de los gobernadores, en el Ministerio de Trabajo de la Provincia, Renault y Smata firmaban un acta que establece la reducción de la jornada laboral a seis horas en sus dos turnos de trabajo y abonar el 70 por ciento del salario neto. También se podrá adelantar vacaciones, aplicar suspensiones y prorrogar 480 contratos. Desde ahora, el primer turno es de 6 a 12 y el otro, de 12 a 18 horas. A cambio, la empresa se comprometería a sostener los 1.500 puestos de trabajo de la planta de Santa Isabel hasta el 31 de marzo de 2020.


“El acuerdo para evitar despidos en Renault tendría efecto expansivo”, tituló el diario La Voz del Interior, ya que las autopartistas intentan negociar medidas similares con la UOM. De hecho estas empresas ya iniciaron negociaciones con el sindicato para adecuar los regímenes laborales al nuevo ritmo de las automotrices.


El secretario general de la UOM, Rubén Urbano, salió rápidamente a declarar que "la Unión Obrera Metalúrgica no está dispuesta bajo ningún concepto a flexibilizar". Aunque, acto seguido y en un total sincericidio, aclaró que "No vamos a flexibilizar absolutamente nada más de lo que ya vienen flexibilizando… (ya que) el sueldo metalúrgico está bajo el nivel de la pobreza y es imposible flexibilizarlo mucho más”.  


Sin embargo les hizo un guiño a los que él mismo denomina “señores industriales” y “señores empresarios” para modificar convenios, siempre y cuando presenten “una solicitud de PPC (procedimiento preventivo de crisis) y dentro del mismo vamos a discutir si realmente la crisis existe o no existe". Vale aclarar que los Preventivos de Crisis hoy los presentan empresas como Coca Cola, Arcor o Fate.


Urbano, que acaba de perder a 20 delegados a manos de un activismo independiente, trabaja fuertemente para colocar como única salida a la crisis industrial los Preventivos de Crisis, las suspensiones, los despidos de contratados o de los “nuevos” y “los retiros voluntarios”. Ha llegado a descabezar una lucha de 250 trabajadores de la fábrica de piscinas Vulcano, tentando a los delegados a que se vayan con una buena indemnización. 


¿Es un acuerdo para evitar despidos?


El primer martes de agosto del año pasado, Mauricio Macri visitó la fábrica de Renault para anunciar, en un acto junto al gobernador Juan Schiaretti, que se daba inicio a la producción nacional de la pick-up Nissan Frontier y que con ella habría nuevos puestos de trabajo. En aquel entonces, la planta de Santa Isabel contaba con 1800 trabajadores. El jueves, dos días después, la empresa les avisaba a sus operarios que paralizarán 8 días del mes (los lunes y viernes de cada semana) por la caída de ventas. A fin de año ya se habían perdido 300 puestos de trabajo. El festejo le duró poco a sus trabajadores que ese mes cobraron el 75% de su salario.


Lo que está arreglando con las multinacionales el Smata, uno de los primeros gremios realineados al kirchnerismo y al moyanismo, es llevar adelante en cada planta lo que Macri no pudo imponer en el Congreso luego de la rebelión popular de 2017 contra la reforma previsional, es decir, la reforma laboral. Las distintas alas del PJ junto a su burocracia se pelean por dar señales a las patronales y a los bancos de que están en mejores condiciones que el macrismo para seguir pasándole la factura de sus ganancias a los sectores que viven de su trabajo.


Asambleas en cada fábrica, plenario de delegados de todas las plantas


El Cordobazo estuvo precedido por asambleas obreras, así se preparó. Los trabajadores de IKA-Renault pertenecientes al Smata fueron los protagonistas más destacados. A 50 años de esa gesta obrera que volteó una dictadura militar la burocracia entrega sus principales derechos:  el salario, la jornada laboral y, lo que es peor, la moral de sus trabajadores.


La clase obrera sólo puede hacer frente a los despidos, la carestía y la pérdida del poder adquisitivo con los métodos de la asamblea para decidir la lucha. La tarea de expulsar a la burocracia del Smata está planteada porque necesitamos sindicatos independientes de los gobiernos fondomonetaristas como un paso más para poner en pie una salida de los trabajadores y el pueblo explotado al derrumbe industrial y a la barbarie capitalista.