Sindicales

29/8/2002|769

Resolución sobre empresas ocupadas y en lucha

El Encuentro de Empresas Ocupadas y en Lucha, reunido el 24 de agosto en la fábrica Grissinópoli, con la presencia de 850 delegados y representantes de fábricas, sindicatos y Asambleas Populares, se dirige a todos los trabajadores del país para trasmitirles el planteamiento y el plan de lucha votados.


1) Asistimos a la bancarrota de un sistema de producción. Los patrones huyen de las fábricas, revelando más que nunca que la clase capitalista es incapaz de hacerse cargo de la producción. Su función social y económica está agotada. Esto pone a la orden del día la necesidad de una transformación social, en la que los trabajadores estamos llamados a jugar un papel protagónico.


El principal obstáculo para la producción es el propio capital. Los costos laborales fueron reducidos a su mínima expresión, mientras la superexplotación fue llevada a su máximo nivel. La política de flexibilidad laboral no sirvió, sin embargo, para que las empresas salieran a flote.


El problema no es, por lo tanto, el costo laboral sino el costo empresario. Grissinópoli, Chilavert, Ghelco, Brukman, Zanón, así como las decenas de plantas en la misma condición, son “viables”; lo que las hace “inviables” son la voracidad y el parasitismo patronales. La mejor demostración de que esto es así la dan los numerosos ejemplos de producción bajo control obrero.


2) El Encuento llama a impulsar la gestión obrera de las fábricas mediante la expropiación de las máquinas, de los edificios, del capital de las empresas y su entrega a los trabajadores.


No se trata de fábricas autogestionarias, donde el obrero viva la ficción de que se ha transformado en patrón y salga a probar suerte y termine destruido por la competencia capitalista. Tampoco somos partidarios de la estatización capitalista. La mera estatización no sólo es una medida económica de rescate del capital privado. Es también una intervención política del Estado capitalista en defensa del sistema de explotación de los trabajadores.


3) El Encuentro advierte y llama a combatir todos los condicionamientos que se interponen en el desarrollo de una gestión obrera. El primero consiste en la pretensión de que los obreros nos hagamos cargo de las deudas empresarias –que se convierte en una hipoteca ilevantable– y, encima, pongamos plata, renunciemos a nuestras indemnizaciones o los créditos laborales que la patronal nos adeuda por atrasos y diferencias salariales


Un segundo obstáculo es que los trabajadores contamos apenas con el “uso precario” de la planta , por el cual debemos pagar un alquiler. Estamos sometidos por lo tanto al arbitrio del due–o o del juez, quienes pueden disponer en cualquier momento el desalojo del establecimiento.


Las expropiaciones aprobadas hasta el momento en las Legislaturas no pasan de una “declaración”. El Poder Ejecutivo puede no efectivizar la expropiación en el plazo autorizado, con lo cual los obreros se encuentran forzados a tener que asumir la compra de los activos si quieren evitar el cierre.


En tercer lugar, la falta de capital de trabajo (materias primas, servicios, salarios) termina convirtiendo a los trabajadores en rehenes del propio dueño o de otro grupo económico, que es el que adelanta los fondos para el pago de insumos.


Frente a la situación expuesta, planteamos un conjunto de medidas imprescindibles para el porvenir de la gestión obrera:


  • a. Expropiación de los activos y su entrega gratuita a los trabajadores en un plazo no mayor de 30 días.
  • b. Las deudas deben ser asumidas por los due–os, quienes deben responder con sus bienes y patrimonio personal.
  • c. Otorgamiento de un subsidio no reintegrable, que permita a los trabajadores contar con el capital de trabajo necesario para hacer arrancar el proceso de producción.
  • d. Transformación de todas las fábricas en manos de los trabajadores en proveedores privilegiados del Estado, de modo que los productos elaborados en ellas sirvan para abastecer las necesidades de hospitales, escuelas, asistencia social, vivienda y otras áreas públicas.


4) Llamamos a ocupar toda fábrica que despida, suspenda, que esté en proceso de vaciamiento, y a ponerla nuevamente a producir.


Debemos adelantarnos a los acontecimientos. Cuando se decreta la quiebra o se llama a un concurso de acreedores, la destrucción de la empresa ya está avanzada o totalmente consumada. Los trabajadores tenemos que intervenir ante el primer síntoma que detectemos e impedir que este proceso de vaciamiento avance.


Exigimos la apertura de los libros, cuentas e inventarios de todas las empresas y su supervisión por parte de los trabajadores. Cualquier atraso salarial o diferimiento en el pago de las cargas sociales es una causa suficiente para que dicha supervisión se extienda al movimiento diario de fondos de la empresa. Esa fiscalización obrera debe tener como función principal garantizar que la recaudación vaya en primer lugar al pago de los salarios obreros.


Cuando el atraso en el pago de las remuneraciones o las jubilaciones o la obra social se extienda por más de dos meses y en dos oportunidades en el a–o en forma discontinua, se suspenda o despida, o haya manejos irregulares que hagan presumir un vaciamiento (traslado de maquinarias, falta de provisión de materia prima, etc.), estos hechos deben ser tomados como indicadores de la incapacidad empresaria para continuar al frente de la empresa. La patronal debe ser relevada de sus funciones y la gestión de la empresa debe ser asumida por los trabajadores como un punto de partida y un tránsito en la lucha por la expropiación.


5) La lucha por la reapertura de las fábricas debe extenderse inclusive a las plantas que ya están cerradas. El Encuentro llama a elaborar un listado de establecimientos inactivos y reclamar el auxilio del Estado para ponerlos en funcionamiento, lo que, concurrentemente con un plan de obras públicas, permita absorber la mano de obra desocupada.


Este reclamo termina por fusionar a trabajadores ocupados y desocupados en un único movimiento común de lucha por la defensa y recuperación de puestos genuinos de trabajo.


6) El Encuentro llama a reforzar los fondos de huelga de las empresas en lucha. No sólo se trata de la herramienta tradicional para garantizar la subsistencia de los trabajadores en lucha. La recolección de recursos es fundamental para apuntalar los comienzos del emprendimiento obrero, e impedir que el ahogo económico termine por hundir la nueva experiencia que están recorriendo los trabajadores.


7) La reciente aprobación en Comisión de Desarrollo Económico de la Legislatura de Buenos Aires de los proyectos de Chilavert y Ghelco es un paso que debe reforzar la lucha por la aprobación definitiva junto a los proyectos de Brukman y Grissinópoli que plantean la expropiación con cargo de la quiebra a los accionistas y no a los trabajadores, y su puesta bajo control obrero. Las seis horas de subtes aprobadas por la misma Legislatura en medio de una gran movilización de los obreros de Metrovías son una conquista de toda la clase obrera que brinda una palanca en la lucha por los puestos genuinos de trabajo.


8) El Encuentro destaca el papel de las Asambleas Populares, las cuales están llamadas a ser la red social de apoyo de las fábricas en lucha. Ese papel ya lo están jugando distintas Asambleas, como lo revelan los ejemplos de Brukman, Chilavert y Grissinópoli. Son las Asambleas las que contribuyen con la subsistencia de los trabajadores, reclaman al Estado bolsones de comida, arman redes solidarias y, lo más importante, ponen el cuerpo y encabezan la movilización de todo el barrio ante cualquier tentativa de desalojo. El mismo papel ha jugado el conjunto del movimiento clasista, piquetero, estudiantil y popular en Neuquén alrededor de Zanón, y de conjunto las organizaciones piqueteras más combativas en todo el país, como la movilización masiva del Bloque Piquetero Nacional con Brukman y El Gráfico.


El fortalecimiento de este vínculo, generalizándolo a todas las fábricas ocupadas, pasa a cumplir un rol estratégico para el triunfo de la lucha planteada.


9) La salida comercial de los productos de las empresas bajo control de los trabajadores plantea otro terreno de lucha para las fábricas ocupadas, para las Asambleas Populares, sindicatos y organizaciones piqueteras, dirigido a enfrentar la competencia capitalista y transformar “el compre control obrero” en una gran causa política de los explotados y el pueblo.


10) El Encuentro llama a la creación de una central única de empresas ocupadas o bajo gestión obrera. Impulsamos que las fábricas en manos de trabajadores se federen, se unan al movimiento piquetero y a los sindicatos clasistas y elaboren en común un plan de lucha para promover la ocupación de toda fábrica en proceso de vaciamiento, que adeude salarios o que suspenda o despida, y crear, de esta forma, un polo centralizador de la acción de los trabajadores para luchar contra el capital y contra el Estado capitalista.


Una federación de fábricas ocupadas y en lucha permitirá librar a otra escala la lucha contra la presión capitalista y darle una dimensión nacional a la lucha por el auxilio económico del Estado a las fábricas bajo gestión obrera, lo que plantea la nacionalización de los bancos y la creación de una banca estatal única, capaz de facilitar el acceso al crédito a las fábricas autogestionadas y en cuyo directorio deberían incorporarse representantes de las fábricas ocupadas, elegibles y revocables en cualquier momento por el colectivo de trabajadores.


11) Frente al abandono y huida de los capitalistas, la clase obrera aparece, en la práctica, como la clase capacitada de hacerse cargo de la reorganización del país, sobre nuevas bases sociales. El control de las fábricas plantea el control del país. La cuestión del poder está colocada a la orden del día. La propia crisis que ha llegado a un estadio terminal reclama desplazar a la clase capitalista, que se vayan todos y que gobiernen los trabajadores. El Encuentro asume el programa de acción que aquí se desarrolla bajo esta perspectiva política.


(Votado con 4 abstenciones)