Sindicales

11/1/2023|1660

Rosario: rebelión portuaria, crónica de una extraordinaria lucha

Los trabajadores portuarios se organizan para defender los puestos de trabajo y el salario.

Foto Rosario Plus

Trabajadoras y trabajadores de Terminal Puerto Rosario (TPR) se encuentran en una dura pelea contra la empresa multimillonaria, comandada por la chilena Ultramar y la vaciadora y estafadora, Vicentin. Los trabajadores vienen peleando por una recomposición salarial, a lo que la patronal de un día para el otro rompió toda negociación y arremetió con despidos.

La patronal comenzó a quebrar la voluntad de lucha, reteniendo los salarios, pagando en cuotas el aguinaldo, no cumpliendo con los acuerdos paritarios de 2022 y rompiendo la conciliación obligatoria, donde debía abonar un bono navideño en diciembre.

A pesar de la ofensiva patronal, los trabajadores con la dirección del sindicato Supa continuaban adelante con las medidas de lucha, los piquetes bloqueando el ingreso en la terminal portuaria comenzaban a ser una postal de la ciudad.

Mientas avanzaban las reuniones con los ministerios de Trabajo, nacional y provincial, la empresa comenzó a balbucear una nueva oferta salarial, pero nada decía de los telegramas a los 25 despedidos, en el marco del conflicto. Corrió el eje del conflicto, que era por el salario, y avanzó con los despidos, contra la organización de los trabajadores.

Un plan de flexibilización laboral a la medida de las patronales

El conflicto se profundizó la primera semana de diciembre, cuando en una audiencia en el Ministerio de Trabajo en Buenos Aires las partes acordaron una prórroga de la conciliación obligatoria por cinco días. Tras dictarse la conciliación, al día siguiente los trabajadores fueron a los portones de ingreso, pero ninguno pudo entrar. La empresa Terminal Puerto Rosario desconoció la conciliación y demostró que sigue ensañada en sus planes. El gobierno nacional, el gobierno provincial, el ministerio y el Enapro (ente regulador) miran para otro lado, mientras estas empresas multimillonarias desconocen todo y pretenden atropellar al colectivo obrero.

En este marco se está discutiendo la necesidad de aplicar un plan de flexibilización laboral y al mismo tiempo se desarrollan disputas entre los grupos empresariales por la concesión. El conflicto comenzó con un justo reclamo salarial frente a la pérdida por la inflación. Pero luego la empresa arremetió con 25 telegramas de despidos, para luego intentar avanzar más e ir por un plan de precarización de las condiciones de trabajo, llevando los turnos de 6 a 8 horas y eliminando de esa manera un turno.

El Supa, de ser la dirección del conflicto a la entrega de los trabajadores despedidos

El secretario general, Cesar Aybar, vociferaba que con los portuarios no se jode y que no se iba a permitir ningún despedido, pero al momento de la exigencia de los trabajadores de que el conflicto reciba la solidaridad de otras organizaciones sindicales, partidos políticos y organizaciones piqueteras, para fortalecerlo, no dudó en manifestar el rechazo con esa propuesta y que se quedaran tranquilos, que esta la iban a ganar. El impulso de la lucha viene desde muy abajo y es fuerte, por la bronca acumulada entre los compañeros ante la destrucción de los salarios y de las condiciones de trabajo.

Avanzaba el último mes del año y la comida no llegaba a los piquetes donde los compañeros se mantenían bloqueando los ingresos. El sindicato comenzó a desaparecer del conflicto. La retirada del mismo era claramente el vaciamiento de la lucha y preparaba el escenario para una entrega.

Los trabajadores seguían convencidos que su sindicato no los iba a traicionar, recordando la histórica huelga contra la concesión de los filipinos en 1999, que llevó a la ocupación del Enapro por nueve meses y logró el pase a planta de decenas de trabajadores eventuales.

El sindicato comenzó a difundir a los medios de comunicación una conquista salarial, y la reincorporación de 20 trabajadores, y que con los cinco restantes no podían hacer nada porque fueron despedidos con causas en el marco del conflicto. Los trabajadores se convocaron en las puertas de la sede del sindicato, para exigirle al sindicato continuar con la lucha. Adentro se encontraba una patota de al menos diez personas custodiando el lugar, donde el enfrentamiento verbal entre los trabajadores, al pedido de que “no los entreguen” se hizo fuerte y el sindicato respondió con un operativo policial de más de 45 efectivos en la puerta.

Luego de extensas reuniones, entre los trabajadores y el sindicato, Aybar salió y en una improvisada asamblea pidió disculpas y prometió ponerse a la cabeza por la reincorporación de los cinco trabajadores. Fue claro el mensaje de los trabajadores: “todos adentro o ninguno”.

Nada de eso pasó, aisló aún más a los trabajadores y continuó su campaña mediática de difamación de los cinco despedidos e involucrando al Polo Obrero, como responsables de la continuidad del conflicto.

El pasado viernes 6 se convocó a una nueva asamblea para informar la “nueva propuesta” y hacerla votar. Nada nuevo, a esta altura la cuestión salarial pasaba a segundo plano, el objetivo de los 300 trabajadores era la reincorporación de los cinco despedidos pero, otra vez, Aybar confirmó que no sería así y que se debía aceptar la propuesta. Fueron no más de 10 trabajadores que, presionados por el sindicato, votaban aceptar; el resto, más de 100 querían continuar la lucha. Entonces, en su improvisado palco, les dijo “la decisión la voy a tomar yo, y esto se acepta”.

El Supa hacía pública su entrega frente a la base, que dio sobradas muestras que quiere luchar.

El sindicato es de los trabajadores. Asamblea para continuar

A pesar de la traición de su dirigente, los trabajadores se organizaron en asambleas y votaron no ingresar al puerto hasta que estén los 300 adentro. Y mientras el Supa firmaba el acta con la empresa y con el Ministerio de Trabajo como el principal cómplice, los piquetes se llenaban de familias portuarias enteras. Se difundieron las listas de turnos, la policía estaba preparada para actuar. TPR se mostraba a gusto por cumplir con su cometido, todo listo para hacer como si no hubiera pasado nada, pero los trabajadores dieron una muestra impresionante de voluntad de lucha y unidad. Nadie entró, el bloqueo se dio casi de manera espontánea, sin ningún tipo de enfrentamiento.

Los violentos, como así los llama Aybar, le dieron una lección de organización a su dirección, demostrando, que el Supa son ellos, los afiliados y no la comisión directiva.

Que viva la lucha portuaria

Los trabajadores están dando clase de cómo se organiza la clase obrera con sus métodos y son un ejemplo a seguir para el resto de obreros. La familia portuaria no está dispuesta a dejar su herencia de lucha en la puerta, son conscientes que, si avanzan con ellos, avanzan por todo.

Sus primeros pasos como asamblea independiente dieron frutos, se presentaron en el Ministerio de Trabajo para solicitar una reunión y comenzar a discutir la reincorporación de los trabajadores y constataron que el ministerio rechazó las causas de despido, por lo cual los cinco despidos son sin causa, desmintiendo la campaña montada por Aybar y Vicentin.

¡Reincorporación de todos los compañeros!
Pago inmediato de lo adeudado, que el gobierno se haga cargo de los salarios.

Aumento de salarios y pase a planta de los compañeros eventuales.

Paro regional y plan de lucha.

Apoyemos con todo el fondo de huelga.

¡Acá no se rinde nadie, todos adentro!