Sindicales

4/9/2021

Salta: culmina una etapa de una lucha extraordinaria

El gobierno de Sáenz no pudo doblegar a la docencia.

En una asamblea de 570 docentes de toda la provincia se decidió suspender el paro hasta el 17 de setiembre reclamando al gobierno que abra paritarias con los auto-convocados; considerando la oferta salarial insuficiente; y exigiendo la derogación de la Resolución 428, en defensa del derecho de huelga. Esta fue la segunda asamblea en la que luego de escuchar el informe y las mociones de los delegados departamentales se impone una moción mordaza que niega la apertura de una lista de oradores y con esto del debate de los asambleístas.

El día anterior, el gremio Sitepsa había levantado el paro aceptando el mismo acuerdo de la burocracia de la Intergremial, con un agregado muy menor, que apenas lleva el salario de bolsillo para el maestro de grado que recién se inicia a 48, 49 y 50 mil pesos para los meses de setiembre, octubre y noviembre, más un 5% sobre un ítem remunerativo que tiene un impacto de entre 100 y 500 pesos por cargo. Además de dejar de lado el pliego salarial de los autoconvocados, tal vez lo peor del acuerdo aceptado por este gremio es indudablemente el aval a la resolución 428 que, en nombre de que no se descuenten los días de paro de agosto, dice que las faltas de los docentes en dicho mes fueron injustificadas y estuvieron fuera de toda norma legal. Es decir, se niega el derecho a huelga y este gremio acepta esos términos antiobreros y anticonstitucionales.

Claramente, el rol de este sindicato y de todo un bloque de los llamados “delegados de la plaza” fue una pieza clave en las maniobras del gobierno para desconocer hasta el final a la representación de los docentes e imponer, por ahora, un arreglo salarial que está por debajo del enorme despliegue de lucha al cabo de casi 5 semanas de huelga, aunque con seguridad bastante por encima de lo que el gobierno preveía otorgar. Aunque los auto-convocados no se sentaron nunca en la mesa paritaria, varios de sus reclamos como el de un régimen de titularización anual o la copa de leche, fueron formalmente admitidos en el acuerdo firmado con la burocracia carnera.

El aumento en cuotas alcanza en diciembre un 46% real ya que se calcula sobre los haberes de enero y no impacta sobre algunos ítems del salario. El gobierno, sin embargo, lo presenta como el “mejor del país” alcanzando un 51%.

Una gran huelga que sacude una de las patas del régimen oligárquico

Esta huelga es emblemática porque planteó una pulseada para recuperar el salario y enfrentar una política de sueldos por debajo de la inflación que fue pactada en la paritaria nacional por Ctera y las demás burocracias con el ministro Nicolás Trotta y los ministros provinciales.

Por otro lado, la auto-convocatoria ha vuelto a poner en cuestión, como desde hace 16 años cuando se produjo la gran huelga contra el gobierno de Juan Carlos Romero, a un régimen que se apoya en sus pactos con la burocracia sindical y su capacidad de regimentación. Aun sin abrir paritarias con los auto-convocados, todos los trabajadores saben que los salarios conquistados surgen de la lucha docente por fuera de los gremios. De allí que, como antes Romero y Juan Manuel Urtubey, Gustavo Sáenz y su gobierno se empeñaron, sobre todo, en defender sus acuerdos con la burocracia. Los dos primeros, sin embargo, tuvieron que ceder y firmar diversos acuerdos salariales con los delegados.

Esta contradicción de fondo de esta lucha docente con el régimen dominante, es lo que explica que la huelga terminara provocando una crisis política, primero sin dudas impactando en lo que fue la derrota de los candidatos más afines a Sáenz en las elecciones provinciales, luego exponiendo la podredumbre reaccionaria de sus funcionarios y también de los diputados oficialistas y de los de la llamada oposición. Cada vez que reprimieron, la huelga se fortaleció; cuando pidieron a los directivos de escuela que pasen los listados de los huelguistas, muchos de ellos respondieron sumándose al paro y los consejos que los agrupan firmaron pronunciamientos en el mismo sentido. Grandes movilizaciones que recogieron la simpatía de la población, piquetes en las rutas y en Casa de Gobierno caracterizaron esta lucha.

La lucha de Tribuna Docente en defensa de la unidad de la docencia y de la asamblea provincial

Como puede leerse en diversas notas de Prensa Obrera, la huelga arrancó por convocatorias simultáneas de los llamados “delegados de la plaza”; de una asamblea provincial virtual con representación en algunos departamentos y protagonismo en los paros parciales que se realizaron antes de las vacaciones; la capital tuvo su propia asamblea virtual y también convocaron gremios menores como Sitepsa o Dasa (MD). No hubo un pliego común, aunque se coincidió en el paro y las movilizaciones. Hemos peleado por una asamblea unitaria que subordine a todos los sectores y a los gremios a sus decisiones; apoyamos el pliego salarial de la capital que planteaba 45% a junio y cláusula gatillo indexatoria, para llevar el salario del que recién se inicia a $67.000. De otro lado, el pliego de los “de la plaza” era de un 25% en cuotas y el de Sitepsa apenas del 10% adicional a julio. La asamblea provincial virtual que luego fue bimodal, a instancias de los docentes del grupo de Altamira ahora bautizado “Política Obrera”, planteó $120.000 al cargo testigo para que alcance la canasta familiar. Rechazaron el planteo de luchar juntos por una asamblea unitaria y llegaron a plantear el ridículo de que a la negociación vayan todos los sectores “cada uno con su pliego”. Con esto buscaron preservar su estrecho interés de pequeño aparato y autoproclamarse el sector más radical, pero renunciando en los hechos y hasta el final, a dar la batalla contra el sector burocrático para imponer una asamblea única. A su vez, su planteo de $120.000 empujó a toda una parte de los activistas combativos a los brazos del sector burocrático que, en oposición a ellos, decía presentar una propuesta “sensata”.

Nuestros planteos, aprobados en la asamblea de capital, fueron logrando el apoyo de todo un sector del activismo y se fue procesando una riquísima experiencia política “a dos puntas”, frente al sector burocrático de Sitepsa y compañía y también frente a los planteos sectarios y autoproclamatorios de Política Obrera.

Los desafíos

Es claro que el balance de esta etapa de la lucha vuelve a poner sobre la mesa el problema del desarrollo de una dirección clasista para la docencia, que es el objetivo central de Tribuna Docente, para que batalle consecuentemente en defensa del método de la asamblea, de dirigentes con mandato y responsables ante ella, de una dirección independiente del Estado y sus instituciones. Es la batalla que debemos dar para superar los límites que ha demostrado esta enorme lucha y también para ir por la recuperación de los sindicatos. Ya mismo está planteado la formación de un gran frente antiburocrático ante la convocatoria a elecciones en la ADP para fin de año.

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