Durante tres jornadas, los docentes de cada nivel (inicial, media, técnica y primaria) se dedicaron al estudio de los CBC (contenidos básicos comunes) que el Ministerio provincial copió de los nacionales, fingiendo dar ‘participación’ en la reforma educativa.

Lo que al Banco Mundial y a sus tecnócratas les llevó meses ‘fabricar’, se quiso que los docentes lo aprobaran en tres jornadas obligatorias. La respuesta fue clara y contundente: la docencia rechazó los contenidos casi en forma unánime. Se objetó no sólo el método —pretender la aprobación de un mamotreto en tiempo récord—, sino el carácter acientífico de los CBC, que plantean ideas gramaticales y matemáticas que superan la capacidad de asimilación de los alumnos. Se rechazó masivamente la destrucción del jardín como unidad pedagógica, el pretendido acople entre inicial y primaria, la destrucción de los títulos docentes y el desmantelamiento de la escuela secundaria.

Más que nunca es necesaria la organización independiente de los trabajadores de la educación, para arribar a un plenario de delegados de escuela que determine un plan de lucha por todas las reivindicaciones planteadas, encabezadas por el reclamo de los 700 de básico —incorporación del presentismo—, ninguna fusión o cierre de grado, garantizar la oferta educativa de acuerdo a los niños en edad escolar y no a los ‘inscriptos’, defensa de los títulos docentes y estudiantiles.