Sindicales
23/2/1989|258
Sanatorio Antártida: El pez por la boca muere
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El gigantesco Sanatorio Antártida de Caballito permanece desactivado desde hace tres meses, con una secuela de 1.500 trabajadores en la calle y centenas de miles de afiliados a obras sociales (PAMI, OSECAC, etc.) sin la cobertura médica que allí, se les daba. Sus dueños no han dudado en vaciar el establecimiento y luego presentarse en convocatoria, lo que les permite derivar los capitales a otras inversiones. Estas estafas son muy comunes. Ya ocurrieron en el Charcas, San Patricio, Los Andes, Liniers, el Español. Situaciones similares se anuncian en el Güemes, Humboldt, Corporación del Sud. Las patronales vacían las empresas o las “racionalizan" en perjuicio de la atención de los sectores más carenciados (PAMI y las obras sociales más pobres).
Una crisis de esta envergadura sólo puede enfrentarse con una vasta movilización en favor de soluciones de fondo. La defensa de las condiciones elementales de vida de las masas, como la salud, exige soluciones vigorosas e inmediatas, que sólo los trabajadores pueden imponer con su lucha.
Una impasse política
Los trabajadores del Antártida están luchando para evitar el cierre definitivo y por el cobro de los sueldos adeudados. Pero esta lucha aislada por las direcciones sindicales, no progresa. Ha entrado en un impasse que la está desangrando Sin cobrar y sin perspectiva de solución, los trabajadores empiezan a buscar otros rumbos.
En la base de esta situación se encuentra la crisis política de la dirección de esta lucha. La dirección gremial del Antártida y gran parte de la Directiva de ATSA Buenos Aires están en manos de Izquierda Unida. I.U. plantea en su programa la nacionalización sin indemnización cuando se trata de una empresa que cierra. Pero ante el cierre del Antártida se niega a luchar por su propio programa.
El PC se pronuncia directamente contra la estatización. Dice (Qué Pasa, 408) que es “una solución sin futuro”, que “es deslindar al gobierno de su responsabilidad política" y es “no ir a fondo en una lucha que debe terminar con un enfoque y práctica popular de la salud. Que reformule incluso las leyes recientemente sancionadas”. En resumen, el PC se opone a aplicar su propio programa porque una estatización aislada es insuficiente frente al conjunto de los problemas planteados. Pero la explotación privada es la negación de toda posibilidad de salida. En condiciones de vaciamiento, un establecimiento privado del Antártida exigiría enormes prebendas del Estado en beneficio de la patronal. En definitiva, la posición del PC es pro-capitalista y paralizante. Naturalmente el PC apoya a la dirección de ATSA, que no movió un dedo por el Antártida (se limitó a poner unos mangos en la colecta de los compañeros), tampoco lo hizo por el San Patricio, ni por el Charcas, ni por el Liniers, ni por el Español, ni por nadie (ni una sola medida de lucha en cuatro años de conducción).
El Mas por su lado, sí plantea la estatización, pero para la tribuna. “Estas medidas (nacionalización sin indemnización, seguro de desempleo) -dice- junto al no pago de la deuda externa, serán algunas de las propuestas parlamentarias de IU para defender a los trabajadores y al país”. (Solidaridad Socialista, 269). Izquierda Unida se presenta en el Antártida desunida y desmovilizadora.
Una movilización de masas
Los trabajadores del Antártida necesitan el apoyo de todo el sindicato, el cual sólo será posible con la orientación de la estatización sin pago de todo establecimiento que cierre.
Los 70.000 afiliados de ATSA pueden ser movilizados si hay una perspectiva y hay voluntad. Lo que ocurre es que esta voluntad no existe de parte de I.U., que maneja la directiva gremial. Que se abra un amplio debate entre las bases y que se prepare un plenario de delegados y una asamblea general.