Sindicales

24/2/1994|412

Sanatorio Antártida: La “reforma laboral” a palos

El conflicto del Sanatorio Antártida ocupó la atención de los trabajadores de todo el país por la violencia policial y la guardia privada de matones que se desplegó contra los delegados y el personal que intentaron resistir los despidos. La patronal había gestionado ante el Ministerio, al igual que Aluar, un “procedimiento de crisis”  para desprenderse de 250 trabajadores, sin pagar las indemnizaciones de ley,  y reemplazarlos por contratados por la mitad del sueldo. Pero cuando la patronal y la burocracia del sindicato se enfrentaron al rechazo a los retiros voluntarios por  parte de los trabajadores, comenzó a incorporarse a personal contratado (limpieza, cocina, etc.), desplazando de su puesto a trabajadores efectivos.


La acción del activismo y de los delegados para impedir la entrada de nuevos contratados fue respondida por la patronal con una escalada represiva. Hizo detener a la Interna varias horas por la policía; copó el sanatorio con matones “privados”  y por la policía; impidió la entrada de los delegados y activistas y los despidió. Cuando los delegados intentaron incorporarse a su trabajo acompañados por varias decenas de compañeros, fueron salvajemente reprimidos por policías y matones, produciéndose varios heridos.


La resistencia continuó por dos semanas, con la presencia de los despedidos en la puerta, actos de solidaridad pública, etc. Pero dentro del sanatorio, el matonaje en los pisos y en cada servicio impuso un clima de terror.


La burocracia de ATSA no se hizo presente en el conflicto, y trabajó activamente por la derrota. Uno de sus elementos en el sanatorio hizo publicar una solicitada (con dinero de la burocracia y de la patronal) repudiando la violencia… de los activistas y ofreciéndose para la elección de una nueva Interna. La burocracia actuaba de esta manera, cuando simultáneamente se producía el vaciamiento del Sanatorio Norte y los trabajadores del Güemes estaban en la calle, para facilitar la imposición de la “reforma laboral” y asegurar su parte en los negocios de la jubilación privada y de la privatización de las obras sociales.


La situación represiva en el Antártida se ha acentuado. Cien trabajadores “aceptaron”  el retiro voluntario. La patronal pretende avanzar más en el reemplazo de personal por contratados. El conflicto continúa.


Reclamemos el cese de los despidos, que se retire la guardia privada de matones, el pago del aumento de convenio, el respeto del convenio para todo el personal, la reincorporación de los despedidos.