Daniel Sánchez y Eduardo Mazzucco, secretarios general y adjunto, respectivamente, del sindicato telefónico de Córdoba (SOETC), acaban de ingresar de lleno al “mundo de los negocios” de las telecomunicaciones, al convertirse en contratistas de Telecom por medio de la empresa “Microemprendimientos Córdoba Sociedad de Hecho”. Pero a su condición de empresarios le agregan otra ‘perla’: la misma Telecom los ha propuesto como dos de sus testigos en el juicio iniciado contra esa patronal por parte del compañero Claudio Sosa, en referencia al despido que sufriera en abril de 1994. Esta circunstancia ilustra, sin dudas, acerca de las “relaciones carnales” que vinculan desde hace tiempo a la negrera Telecom con la ‘progresista’ conducción del SOETC.

El compañero Claudio Sosa había sido elegido vocal de la comisión directiva del SOETC para el período 1990-1993. Tanto él como el compañero Guillermo Gómez, ambos de la antiburocrática lista Naranja y militantes del Partido Obrero, fueron expulsados del sindicato en marzo de 1992 a instancias de Sánchez y de Mazzucco, quienes buscaban, de ese modo, eliminar obstáculos en el desarrollo de su política propatronal. Contaron en dicha oportunidad con el indisimulado apoyo del menemista Ministerio de Trabajo. Este es, por cierto, el principal antecedente que llevó a la empresa a proponerlos como testigos en el juicio, por medio del cual un compañero telefónico despedido, ex-delegado gremial y ex-integrante de la comisión directiva, reclama su legítima indemnización.

A las puertas de un proceso electoral a través del cual el secretario general busca su segunda reelección (histeria propagandística, maniobras de aparato y demagogia mediante), el entrelazamiento con la patronal y el vaciamiento sindical constituyen, por lejos, el rasgo fundamental del SOETC, de la mano de Sánchez y Mazzucco.