Sindicales

28/3/1989|262

Sanidad de Buenos Aires: La Naranja debe hacer un balance

En la asamblea realizada el 17 de marzo en la Federación de Box para elegir la Junta Electoral que presidirá los próximos comicios en el sindicato Buenos Aires de la Sanidad, se presentaron tres listas. Una alianza de partidos y agrupaciones que representa la mayoría actual en la conducción de ATSA (Mas, PC, 17 de octubre y Carra) obtuvo 469 votos contra 393 de la burocracia de West Ocampo y 135 de un frente en la Lista Morada (radicales) y la agrupación peronista APSA, orientada por delegados que responderían a los 25.El veedor ministerial no había terminado de anunciar el resultado y ya la patota de West Ocampo se abalanzaba sobre los peronistas aliados con los radicales, haciéndolos responsables de la derrota. Así fueron retirados con heridas el delegado del Instituto del Diagnóstico y el del Otamendi.

La frustración del “naranjazo”

La división de la burocracia era un dato no previsto 48 horas antes y se convirtiéndose en el factor clave del triunfo del frente oficial.

La demostración de fuerza de las burocráticas en la reciente asamblea era, sin embargo, absolutamente impensable cuatro años atrás, al momento del triunfo de la Lista Naranja. De entonces ahora la situación ha virado en 180°. La situación de Atsa Buenos Aires se caracteriza por la desmovilización y la desorganización de un gremio que asiste indefenso al ataque sistemático de las patronales: caída del salario a niveles de catástrofe, cierre permanente de fuentes de trabajo, despido de activistas, desconocimiento de delegados. La patota de West Ocampo como otros sectores burocráticos han vuelto a levantar cabeza, recuperando posiciones tan fundamentales como el Güemes, el Israelita y el Italiano.

Esta situación es el resultado de la política de la dirección de Atsa, en la que el bloque de Izquierda Unida (PC, Mas y agrupamientos menores) ha tenido la hegemonía. Atsa Buenos Aires es el gremio más importante en manos de este frente y allí, en este banco de prueba, el fracaso ha sido mayúsculo. Durante cuatro años ha desmovilizado al gremio, librando a los establecimientos a su suerte. Una y otra vez ha dicho que no había condiciones de lucha en la base". Pero durante dos años no convocó a una asamblea general para consultar las tendencias de las bases. No estamos hablando de una dirección que encaró una lucha y no obtuvo resultados, estamos hablando de una dirección que no encaró nunca ninguna lucha.

La experiencia antiburocrática y de lucha que significó el "naranjazo" fue prostituida y llevada a la vía muerta por los impulsores del “sindicalismo de liberación" (PC) y de las “listas únicas de oposición para ganar" (Mas).

Las trampas de la "Unidad ante la patota”

En el momento actual el bloque izquierdizante  en la directiva trata de tapar cualquier balance crítico sobre su gestión en nombre de la “unidad ante la patota". Va de suyo que procura un blanqueo. Existen indicios de que quiere colocar al activismo como furgón de cola de una alianza con burócratas de los 25 y/o agentes del gobierno en nombre de una “lista ganadora” frente a las huestes de West Ocampo.

La agrupación clasista ASIS plantea la construcción de un verdadero frente antiburocrático fundado en la independencia política y organizativa de ATSA respecto al Estado y los partidos patronales y la oposición de principios respecto a la burocracia sindical. Nada de blanqueos: para impulsar una acción consecuente y barrer a la patota hay que cambiar la estrategia en los rumbos del gremio. Es lo único que puede rescatar al “naranjazo".