El 17 de agosto de 2007, toda la política de gobierno de Santa Cruz se materializó en el cuerpo y la memoria de miles de manifestantes:  Varizat nos atropelló con su camioneta, los huesos crujieron y nuestros gritos se confundían con el bramido del motor. El funcionario que huía raudamente por calle San Martín y doblaba por Alcorta en dirección de la Casa de Gobierno.

El Kirchnerismo se ha caracterizado por atropellar a quienes levantan la voz contra su política de gobierno, pero aquella noche de agosto de 2007 las voces eran muchas y retumbaba el eco de un conflicto que exigía sacar los salarios de la línea de pobreza, eliminar las sumas en negro de los recibos de sueldo y terminar con la legislación laboral que obligaba a docentes a dar clases bajo cualquier condición, hasta el punto de asistir enfermos para no perder un presentismo que representaba la mitad del salario.

Lejos de tomar nota sobre la barbaridad ocurrida en la calles de Río Gallegos, a metros del acto que desarrollaba el, por entonces, Frente para la Victoria en el Boxing Club. El gobierno no cesó en su lucha incansable por destruir la herramienta de lucha de la docencia, nuestro sindicato Adosac.

Así es que Daniel Peralta mandó una patota de la Uocra a golpear docentes en la cuenca carbonífera y frente a la Cámara de Diputados en el preciso momento en que iban a modificar nuestro régimen jubilatorio.

Con la llegada de Alicia Kirchner al poder nada cambió. Nombró a Cecilia Velázquez en la presidencia del CPE y se dispuso a perseguir a la docencia de base, colegio por colegio, localidad por localidad, con amenazas a los directivos si no seguían sus órdenes (muchas de ellas por fuera de la legislación), con sumarios a los que estaban dispuestos a enfrentarlos, con descuentos a las y los docentes que hacían paro para que les paguen salarios adeudados o que les pagaran un sueldo que los sacara de la línea de pobreza.

Llegaron a pretender, inclusive, cobrar multas millonarias a la Adosac por hacer uso de un derecho constitucional como lo es el derecho a huelga y, no contentos con ello, el ministro de Trabajo amenazó con ir por la personería gremial del sindicato. Esto último fue tan brutal que hasta sus aliados de Ctera se pronunciaron en contra.

Persiguieron y procesaron a cuatro trabajadores por reclamar el pago de sus salarios en un intento por amedrentar al resto de los activistas que salían a luchar y hoy pretenden elevar esa causa a juicio, una causa armada de principio a fin con el único objetivo de disciplinar.

Finalmente se conoció por estas horas que ya son nueve las y los docentes despedidos por hacer paro en Santa Cruz, bajo la figura de horas de cumplimiento efectivo, normativa que no existe en ningún articulado de ninguna reglamentación docente y que no podría existir como tal porque va en contra del derecho a huelga amparado por la Constitución Nacional.

Este corto panorama, al que seguramente le faltan infinidad de ejemplos, retrata de cuerpo completo a un gobierno provincial que sigue subido a la camioneta, que sigue atropellando, que sigue buscando quebrar derechos e intenta también quebrar la esperanza, pero sobre todo que continúa ignorando los gritos de quienes no nos resignamos a seguir siendo atropellados.

Gracias a cada docente de la provincia por seguir luchando. Mientras el presente sea de lucha, el futuro seguirá siendo nuestro. Más temprano que tarde triunfaremos. Fuerza compañeras y compañeros.