Sindicales

25/3/1999|619

Se necesita un plan de lucha con paro activo

La puesta en marcha del gerenciamiento pri­vado del Pami está tran­sitoriamente parada por impugnaciones judicia­les. Si éstas no se han destrabado con algún ‘per saltum’, como suce­dió con el caso de los aero­puertos, es por la crisis que atraviesa el menemismo por un lado y tam­bién por la que se armó en la Alianza, a partir del pacto de De la Rúa con Alderete para aso­ciar a los hospitales pú­blicos en el negocio. Lo mismo que hizo el rector aliancista Shuberoff, con el Hospital de Clínicas. E intentó Duhalde, con los hospitales de la Pro­vincia de Buenos Aires.


La Alianza es clave de la desregulación de PAMI


Es que el gobierno aliancista de De la Rúa se ha convertido en la pieza fundamental para hacer viable el plan de redes de gerenciamiento privado del Pami. Sin la participación de los hospitales públicos, el plan se cae. Ya que todo consiste en dar una atención barata a los jubilados en los hospitales, para que las ‘gerenciadoras’ privadas, amigas de Alderete, puedan lle­varse una buena taja­da y para que los fon­dos del Pami financien los hospitales. Ni más ni menos que la política aplicada por menemistas y radicales en el Hospital de Clínicas y en el Roffo, que los puso al borde de la desaparición como hospi­tales públicos.


Los Duhalde, De la Rúa, Chacho Alvarez, no hacen más que demos­trar la vocación privatis- ta que declararon siem­pre a viva voz.


¿Por qué no hay un plan nacional de lu­cha?


Repeler semejante ataque a las obras so­ciales y a la salud públi­ca no es una “cuestión de jubilados”. Está en juego la salud del con­junto de la población trabajadora. No se arre­gla con una medida ais­lada, requiere un plan de lucha, un paro activo nacional con asambleas populares, ocupación de las calles y las plazas. Política ésta totalmente oportuna, dada la debi­lidad del régimen políti­co, la división en el seno del gobierno y los parti­dos patronales y la dis­posición de la población, como quedó demostrado por la reacción virulen­ta de los vecinos de la Capital contra el corte de luz.


Pero las centrales obreras están paraliza­das, impotentes, justa­mente por la absoluta subordinación de sus di­recciones a las políticas de los partidos patrona­les.


Directamente, como la CGT menemista, o por su dependencia política de la ‘oposición’ tam­bién privatista, como viene a graficarlo tan bien ahora De la Rúa con el Pami. Todo el accio­nar sobre esta cuestión, de las organizaciones del CTA, por ejemplo, se ha basado en la expecta­tiva en la oposición par­lamentaria y en la Justi­cia. Los que ni siquiera se animaron a interve­nir a Edesur.


Fuera Alderete, fuera la privatiza­ción de la salud


La condición para una lucha victoriosa es, entonces, que nuestras centrales obreras y las organizaciones de jubi­lados rompan su subor­dinación a los partidos patronales y sus políti­cas para convocar a la lucha nacional en defen­sa del PAMI, las obras sociales y los hospitales públicos.