La senadora del PRO, Lorena Petrovich, tuvo casi cuatro años como empleada doméstica y niñera a la trabajadora Gisela Montani, a quien le pagaba el salario mediante su nombramiento como trabajadora del Senado, cuando “jamás cumplió sus tareas allí”. Durante el aislamiento obligatorio, la senadora le gestionó un permiso especial de circulación para que pudiese ir a trabajar a su casa.

A principio de año Gisela presentó a su empleadora certificados médicos que acreditaban su hernia de disco, y donde se recomendaba “no hacer esfuerzos físicos”, a partir de los cual Lorena Petrovich a fines de abril le informó que “había dado de baja el contrato en el Senado”. Dejó así sin trabajo ni indemnización a una jefa de familia con una hija a quien mantener.

Desde la Agrupación de Trabajadoras de Casas Particulares en Lucha repudiamos totalmente este acto de precarizacion laboral, discriminación y corrupción de parte de una funcionaria. Es una representación de la naturaleza del Estado hacia los trabajadores en general y particularmente con las empleadas particulares, que trabajamos por sueldos de hambre por debajo de la línea de indigencia. El caso de Lorena Petrovich es otro más de corrupción, que se enmarca en la precarización que el Estado avala contra nuestro gremio.

Contra estos atropellos nos venimos organizando y reclamando la registración de todas las trabajadoras, el adelantamiento de las cuotas del 42% de aumento salarial dispuesto en junio por la CNTCP -cuya última cuota se cobraría recién en marzo de 2022-, y un incremento del 100%.

Basta de atropellos. Somos trabajadoras no esclavas.

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