Sindicales
7/11/1996|518
“Si hace falta, me quedo día y noche para conservar mi fuente de trabajo”
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Crónica y reportajes realizados por Sergio
850 trabajadores —sobre el total de unos 2.500 que aún quedan— han sido puestos en disponibilidad hasta el 10 de noviembre por la intervención del Instituto de Servicios Sociales Bancarios, para luego ser despedidos. Los despidos cuentan con la complicidad de la dirección de la Asociación Bancaria, la que acaba de sacar una nueva solicitada apoyando la ‘transformación’ de la obra social; o sea, liquidarla para convertirla en un negocio. Prensa Obrera estuvo en las asambleas y movilizaciones de trabajadores y estudiantes de la escuela de enfermería —amenazada por el cierre— que se hicieron el jueves y viernes pasados. Estas son algunas de las opiniones recogidas:
PO: ¿Qué piensan del planteo, acerca de que es necesario organizar el paro y la ocupación del Policlínico y el Instituto? “Ocupar no es contundente, nos van a desalojar. Hay que hacer movilizaciones. La Bancaria se debe poner a la cabeza, porque están escondidos” (Alicia, de extracciones).
“Mira, en un momento hay que tomar el Policlínico, porque ya ahora ni siquiera nos dejan firmar para prestar servicio. Yo los quemaría vivos, después de 20 años de trabajo…” (Liliana, de enfermería 12).
“Yo estoy de acuerdo con ocupar, pero dejando guardias, porque la intervención está amenazando con la evacuación de los enfermos (Lidi, esterilización).
“Con respecto a la Bancaria, no se van a poner a la cabeza porque el vaciamiento del Instituto cuenta con la complicidad de la burocracia sindical” (Luis, afiliado).
“Yo creo que la mayoría debería parar y tomar, pero tiene miedo” (Ricardo, edificio Libertad).
“Sí, es como dijo el compañero: yo tengo 22 años de servicio y es claro que hay que aunar fuerzas entre todos. Hoy somos 800 los afectados, y después van a mandar más telegramas” (Eduardo, edificio Libertad).
Empezamos, tímidamente, ofreciendo la prensa y sugiriendo alguna entrevista, y ante nuestro asombro, nos venían a pedir más periódicos, para leer la nota sobre el Instituto y se lo llevaban para leer al resto. Y cuando nos preguntaban para qué periódico era el reportaje, y le decíamos que para Prensa Obrera, mas bronca les salía, más puteaban a Menem y a Alderete (el interventor), y más trabajadores eran los que querían opinar. Entre las intervenciones, Liliana nos pidió que denunciemos algo que ningún medio lo quiso decir hasta ahora: “No podemos olvidar que por las angustias y presiones que provocó la intervención, murieron 3 compañeras en el Poba. Una de ellas tuvo un ataque al lado mío, en medio de una asamblea”.
Ese viernes, luego de horas de movilizarse más de 200 trabajadores, y cuando terminaba otra asamblea más, sin que la mayoría de la Gremial Interna plantee el paro ni la ocupación, sin que se diera una política para ello, nos quedaban resonando las palabras de Berta (odontología), de más de 32 años de servicio; había polemizado con nuestra posición de parar, planteando que había que mantener la atención a los afiliados, pero en forma clara nos había dicho: “Estoy de acuerdo con la ocupación; si hace falta me quedo día y noche para conservar mi fuente de trabajo”.