Sindicales

7/1/2004|832

Sigo resistiendo y no me doy por vencida

En el mes de noviembre, cuando prendieron fuego a mi casa, era sabido que mucha agua correría bajo el puente. Y así fue. Nada ha cambiado, pero ha salido a la luz lo que une a Solá con la Justicia de los de arriba y la Bonaerense.


Los compañeros y yo fuimos a la Fiscalía y se nos derivó al fiscal Carlos Gómez, para tomar el caso de intimidación y persecusión al Polo y a mí.


Gómez, quien se comprometió a aclarar el caso, es el fiscal que días después lanzaría la orden de captura contra los ex trabajadores de YPF de La Plata, Berisso y Ensenada que reclaman una deuda por su despido con la privatización. La Bonaerense entró en sus casas y, como en la dictadura, los sacaron a palos y se los llevaron. La movilización de sus compañeros logró su libertad. Gómez y la Bonaerense actuaron juntos contra los luchadores.


Ahora los vecinos de Los Hornos me han denunciado que la Bonaerense (la 3ª de Los Hornos) está haciendo guardia en el barrio donde está mi casa quemada para cobrarse las denuncias que caen sobre ellos. Los métodos son los mismos: autos de sus desarmaderos a los cuales cambian patentes y color cuando quieren, patrulleros con patentes cambiadas y malandras mandados a amenazar a cambio de drogas, plata o algún negocio redituable.


Solá no es ajeno a esto. Hace más de un año que le pedimos una entrevista, y por debajo del puente pasaron J. P. Cafiero, J.J. Alvarez. No sólo no es ajeno sino que también sabe que no podrá estar tranquilo hasta que haya justicia, porque donde vaya va a sentir la presión de la verdad. El día 11 de diciembre, en el acto de asunción del nuevo Intendente de Berisso, ya cansada de ver cómo se ríen de nosotros, me tomé el atrevimiento y el impulso de decirle en la cara que es un hijo de puta.


Responsable como tantos otros de la muerte de Maxi y Darío, él no se merece ser gobernador, tendría que estar preso junto a Fanchiotti y pudrirse en la cárcel. Los milicos de civil que se encontraban en el lugar me quisieron sacar a la fuerza, y era tal el escándalo que mandó a uno de sus funcionarios para que tratara de consolarme diciéndome que me daría la entrevista que yo le reclamo.


A esta altura de las cosas queda claro que los teléfonos intervenidos, las amenazas, las caras de los milicos de civil que aparecen por donde andamos y que un día llegaron a seguirme desde La Plata hasta Lavallol y de ahí a Capital, tienen en común ser acciones organizadas desde el gobierno.


Es el gobierno el que quiere borrar que hubo un 19 y 20, que hubo un Puente Pueyrredón, que hubo cacerolazos, que hubo una pueblada en Neuquén, y sabe que está fresco en el pueblo el Argentinazo. Por eso hay una lucha que seguir para darle un futuro a nuestro pueblo. Y no dejar que nos sigan matando, como lo quisieron hacer el 20 en la Plaza; no podemos permitir que sigan gobernando los asesinos políticos que matan a nuestra juventud, nos dej an sin trabajo y les sacan a nuestros hijos la comida, medicamentos, el estudio y el derecho a vivir dignamente.


Este 26 se cumplen 18 meses de la masacre del Puente Pueyrredón, y Solá se hace el difícil para darme una entrevista (*) que le reclamo desde hace más de un año. No podemos seguir así, viviendo de esta manera, y terminar el año con un gobierno asesino y represivo. Mientras ellos tendrán un gran banquete de fin de año, nosotros tendremos que comer guiso y contando monedas para que nos alcance.


Nuestra lucha sigue en pie, y no debemos bajar los brazos