Sindicales

29/9/2011|1196

Marcha de la CTA: Sin trabajadores y sin estrategia

Por un congreso de delegados de base

La movilización de la fracción de Micheli de la CTA, a un año de la elección, puso de relieve el impasse que existe en su campo político. La marcha se caracterizó por el raquitismo en la participación de los sectores sindicalizados, en especial del propio ATE, y el divorcio con los sectores en lucha. Esa escasa participación contrastó con la masividad, días atrás, de esos mismos trabajadores, delegados y juntas internas frente a la convocatoria de los delegados del Colón, apenas se conocieron las cesantías y pedidos de desafuero de los miembros de su junta interna.

En esta oportunidad, la directiva de la CTA de Micheli le negó la palabra en el acto (comprometida) a los delegados del teatro. Ese protagonismo central fue reemplazado por una parada frente a la Secretaría de Trabajo de la CABA, en apoyo al Colón. Se perdieron la oportunidad de poner a la cabeza de la movilización al sector que hoy lucha efectivamente por la libertad sindical contra la persecución de Macri.

La marcha fue la respuesta a los fallos de la Sala 4 de la Cámara Nacional del Trabajo, que anularon las elecciones complementarias realizadas por el sector michelista. La justicia volvió la situación a foja cero, prorrogando de hecho la conducción de Yasky. Micheli largó una movilización aislada, no un plan de lucha. De Gennaro no concurrió por obediencia debida a Binner, que no plantea la libertad sindical.

Otro rumbo

Es necesario cambiar de estrategia. La política de integración al Estado, a la espera de un gesto democrático del gobierno, ha fracasado en forma rotunda.

La pelea por el reconocimiento de la CTA y por la independencia del Estado es una tarea de todos los trabajadores.

Necesitamos la convocatoria a un congreso de delegados de base de todos los gremios afiliados a la CTA, que resuelva un plan de lucha por las reivindicaciones de los tra¬bajadores: el pase a planta de los contratados, el 82% móvil, la rea¬pertura de las paritarias para imponer un salario mínimo igual a la canasta familiar -entre otras- y la derogación de la Ley de Asociaciones Sindicales.

Un congreso de bases debería definir un programa que supere esta situación, sobre la base de una ruptura real con el Estado capitalista y los programas de sus partidos patronales. Esto implica, para empezar, reclamar el no pa¬go de la deuda externa, la intangibilidad de los fondos de la Anses, la nacionalización de la banca y del comercio exterior y la renacionalización de las empresas de servicios y de transporte bajo control de los trabajadores.