El 20 de agosto, el Ministerio de Trabajo giró los 600 pesos de subsidio a los trabajadores del pescado de Mar del Plata. El telón de fondo de este acuerdo, entre el ministerio y el Soip, es la crisis del Puerto. Miles de trabajadores de la industria pesquera están parados, la mayoría de ellos en negro. Sólo en los últimos meses hubo mil despidos reconocidos. A pesar de que la lista incluye a 8500 trabajadores (anotados en el sindicato) sólo cobrarán en esta "primera tanda" 5.549 trabajadores, y el resto lo haría a lo largo de setiembre. El pago del subsidio "compensatorio" se extendería además por tres meses a todos los trabajadores de planta (efectivos) y por dos a los "cooperativizados" que puedan acreditar su condición. Queda pendiente el pedido de ampliación de la lista presentado por la Unión de Trabajadores del Pescado (CTA Yasky) que llevó su propio registro al sindicato del Soip y denunció que para algunos trabajadores el cobro del subsidio implica la pérdida de la asignación por hijo.
El listado del Soip ha verificado que son unos 5000 trabajadores del pescado los que no están registrados. El "plan de contención social" de 600 pesos está muy lejos de cubrir siquiera la mitad de la canasta básica de alimentos, en un gremio donde la mayoría no cobra garantía horaria ni indemnización. (Es una práctica habitual de las "cuevas" cerrar, despedir y volver a abrir más tarde con este nombre con absoluta impunidad y la vista gorda del Estado). El subsidio es una medida preventiva del gobierno para contener esta situación social explosiva que ha sacudido a la ciudad. Pero sobre todo, es el fruto de la lucha de los trabajadores del pescado. Después de muchos años, el Soip se ha llenado de trabajadores efectivos y en negro en una lucha que es común y abarca a todos. A los piquetes de los "negros" que cortaron los accesos a la ciudad se sumaron los bloqueos y quema de gomas en las puertas de las plantas para hacer valer el principio de "responsabilidad laboral" que vincula a las empresas en blanco con las "cooperativas". Esta lucha impuso el pago de indemnizaciones a plantas que lucraban con el trabajo tercerizado y que negaban tener vínculo laboral con los trabajadores en negro.
Los capitalistas quieren aprovechar la crisis para precarizar aún más las condiciones de trabajo y para ir a una concentración mayor de la industria del pescado. La Revista Puerto, que oficia como vocera de los intereses pesqueros, advirtió que el blanqueo de trabajadores va a incidir en los niveles de ocupación porque "sobrarían fileteros". Por estos días, 20 empresas han vuelto a la carga con el pedido de recurso preventivo de crisis por la "erosión de la rentabilidad", para que se suspenda la aplicación del convenio colectivo de trabajo y se habilite el pago del salario mínimo, vital y móvil durante la "emergencia". Este mamarracho no tiene sustento, pero es parte de la presión patronal sobre el empleo y el salario. Después de haber pedido mano dura contra las luchas obreras en el puerto, y en particular contra la huelga de los marineros del Simape, los empresarios quieren desconocer incluso los miserables aumentos paritarios en cuotas que terminaron pactando todas las direcciones gremiales y en primer lugar el Soip.
A pesar del parate, que es el resultado de la crisis mundial y el estrechamiento de los mercados, la crisis no ha afectado a todos los capitalistas por igual: mientras las exportaciones de pescados cayeron un 19,5% en toneladas y un 16,7% en dólares ingresados en los primeros siete meses, las ventas de mariscos al exterior subieron un 7% y descendieron apenas un 1% en dólares, por baja de los precios. A caballo de la crisis, los capitalistas portuarios levantan un programa patronal que combina el ataque a las condiciones laborales con el pedido de mayores subsidios, provisión directa del combustible por YPF y la devaluación del tipo de cambio para hacer "competitiva" a la industria. Pero la crisis ha oficiado también como partera de un nuevo escenario de conflictos y de reactivación de un movimiento por el blanqueo que presiona sobre el sindicato del Soip y lo coloca como canal de miles de compañeros. El registro elaborado por el Soip es concluyente: el 70% de la fuerza laboral está en negro. ¡Hay que ir por el blanqueo!
Planteamos que se parta de este listado de 8.500 compañeros de la industria para convocar a una Asamblea General de efectivos y "cooperativizados" que encare un plan de acción común contra los despidos, los cierres y por el blanqueo de todos los compañeros. Trabajo en blanco y bajo convenio. Control obrero para combatir el trabajo en negro. Extensión del subsidio "compensatorio" para todos los trabajadores del pescado inscriptos y ampliación de su monto sobre la base de una contribución especial de las patronales. Intervención estatal de toda planta que siga parada para garantizar su funcionamiento.