Sindicales
17/8/1989|277
Bloquear la salida de diarios contra cualquier despido
Solidaridad activa con los trabajadores de Clarín

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En Clarín se encuentra en desarrollo una lucha que tiene un enorme alcance para los trabajadores gráficos y para el conjunto de la clase obrera. La patronal está embarcada en producir una caída fundamental del nivel salarial de su personal (en el cual hay que incluir a los periodistas y administrativos) que esté en consonancia con el "ajuste hiperinflacionario" que procura imponer el conjunto de los explotadores. La patronal de Clarín que está igualmente embarcada en monopolizar los medios de comunicación, sean visuales, radiales o escritos, se plantea la "tarea" de reducir los "costos laborales", mediante la depreciación del salario y los despidos.
Estos datos generales explican que el diario haya abandonado bruscamente su política de aumentar los salarios en una relación aproximada con la inflación y que los haya ajustado solo en un 60% en julio (contra un índice de costo de vida en junio del 115%) y que pretenda hacerlo en agosto en un 100% (contra un índice en julio del 197%). Clarín pretende llevar a sus explotados a la posición en que se encuentra la mayoría de los trabajadores del país con dos "seguidillas al mentón" en un lapso de sesenta días.
La política patronal
Esta política de Clarín es común al conjunto de la industria editorial, lo cual explica el carácter general del ataque, del que no se salvan para nada los periodistas. Así lo prueban los despidos en agencias y radios y la crisis desatada en los canales de televisión.
Puede llamar la atención que en los demás diarios no se hayan producido conflictos similares y que las restantes patronales ofrecieran aumentos que fueron aceptados por su personal, aunque La Nación aún continúa en conflicto y en Atlántida la negociación salarial todavía está en desarrollo. Es cierto que la Cámara editorial nunca fue un modelo de unidad y que en ella domina una dura pugna por el control del mercado y por el acaparamiento de las ramas audiovisuales. Pero en la circunstancia actual, el "aislamiento” de Clarín es el resultado de una elaborada táctica para dejar sola, no a la patronal de Clarín, sino a los trabajadores. Es indudable que la Cámara no puede tener interés en un choque simultáneo con los trabajadores de diarios y revistas, y menos en un momento en que el gobierno no hace gala precisamente de su fuerza. Tampoco le conviene exponerse ante la opinión pública que se encuentra sensibilizada por las denuncias sobre sus maniobras monopólicas. Es obligado concluir que los patrones han hecho virtud de necesidad y están usando su "división” como un arma de división de los trabajadores.
No hace falta decir que la burocracia del sindicato es un juguete de la gigantesca ofensiva patronal. Ongaro firmó en el más completo secreto un convenio salarial del 145%, mientras el conflicto de los diarios estaba en curso con reclamos mucho mayores y cuando Clarín estaba concretamente en “conciliación obligatoria". El sector “obra" del Sindicato ha sido condenado, como consecuencia de esto, a la lisa y llana miseria. Ongaro fue incapaz de hacer valer ante las patronales el aumento del 600% que se produjo en el precio de los diarios en este período, el que supera en cuatro veces las ofertas salariales.
Solidaridad activa
Entre los trabajadores de Clarín no existió ninguna clase de ilusión con respecto a que el período de "conciliación obligatoria" que decretó Triaca a mediados de julio pudiera servir para modificar la posición de la patronal. Es así que ya durante la "conciliación", los compañeros protagonizaron movilizaciones y que cuando ésta concluyó se lanzaron a marchas, asambleas y medidas de lucha, todas la cuales retrasan la salida del diario y obligan a disminuir sus páginas. Incluso entre los periodistas apenas trabajan los "jerárquicos".
Los trabajadores de Clarín aprobaron en sus asambleas la convocatoria a una asamblea general de diarios, que la burocracia por supuesto no tuvo en cuenta, pero que hubiera podido fructificar en caso de haberse mantenido los conflictos en los restantes diarios. Ahora es necesario plantear la solidaridad con los trabajadores de Clarín, lo cual se debe manifestar en paros parciales en apoyo a los compañeros en lucha y en el bloqueo de la salida de los diarios y la huelga ante la menor tentativa de despidos. La circunstancia de que el conflicto en los diarios se encuentre circunscripto no le quita validez a la consigna de solidaridad con Clarín, a poco que se explique que la Cámara patronal está a la espera de una derrota de los trabajadores de esta empresa para emprender una ofensiva similar en todos los diarios. El intento inicial en este sentido se pudo comprobar en todos ellos y también se comprueba en agencias y radios. Una victoria de los trabajadores de Clarín puede ser la señal para una ofensiva del conjunto de los trabajadores del país contra el plan Bunge y Born y Citibank, y en todo caso será una señal segura de que este plan no encuentra los medios para dar cuenta con su principal adversario: la clase obrera
¡Solidaridad activa con los trabajadores de Clarín!