Sindicales

1/11/1991|344

Somisa: Traición con estafa

La burocracia de Miguel y de Brunelli logró alcanzar el objetivo al que apuntó toda su política, desgastar la lucha para forzar a los trabajadores a aceptar “voluntariamente” los atropellos de Triaca, Menem y Techint. Brunelli consiguió que se diera el 89% de posibilidades de derrota, que fue la premisa con que encaró el conflicto. Los despidos han quedado en pie, con la salvedad de que serán efectivizados a partir del 13 de noviembre, si previamente no se completa el retiro “voluntario” de tres mil compañeros. Entretanto se aplicará una suspensión rotativa, cuyas características nadie se tomó la molestia de explicar; el pago de los días caídos será compensado con horas de trabajo. Brunelli no se fatigó mucho para reconocer que “la empresa no acepta atarse las manos en materia de despidos” y que sigue en consideración la alternativa de importar acero crudo de Brasil y reducir la tarea de Somisa al laminado, en cuyo caso serán necesarias otras 3.000 cesantías.

Pero aún en estas condiciones draconianas “todo está prendido con alfileres”, amagó Brunelli, cuyo estilo es servir las traiciones con gotera (ver reportaje en esta página). Hasta las características del “retiro” están en la nebulosa: la intervención planteó (solicitada diario Norte, 27/10) el pago de la indemnización en tres cuotas mensuales consecutivas ahora y una final en agosto de 1992, más un subsidio de 330 dólares mensuales por seis meses y otros 165 por un período similar. Esto viola la obligación del pago completo del monto indemnizatorio, y revela que los fondos del “retiro” no están garantizados: Triaca anuncia incluso que “se estudia otorgar un préstamo a los trabajadores que se acojan al cese ‘voluntario’ hasta que se combine la forma de llevarlo adelante” (Clarín, 28/ 10). ¡Estafa pura!

División

La propuesta de Triaca, impulsada por la conducción de la UOM San Nicolás, preserva todos los objetivos del gobierno en cuanto a la desvalorización de Somisa y los despidos en masa. La intervención y los dirigentes de la UOM San Nicolás han vendido a los trabajadores un producto adulterado: el cambio de los despidos por la suspensión rotativa de todos, no existe ni en los papeles ni en los hechos. La solicitada de Triaca dice negro sobre blanco: “el personal suspendido podrá reintegrarse a funciones normales si existe (hasta el 14 de noviembre) otro personal que desee acogerse a dicho régimen (de “retiro voluntario”). Pero “dicho intercambio — aclara— quedará sujeto a la aprobación de la gerencia de personal”. Los dirigentes de la UOM han impulsado este “acuerdo” que quiebra la cohesión obrera y se han transformado en los ejecutores que deberán forzar la aceptación de los “retiros”— lo que por otra parte será tan sólo el prólogo de nuevas cesantías y de la imposición de la “flexibilización laboral”. De un modo casi cínico, Brunelli ha retratado su papel en este “acuerdo”: “no podemos prohibirle a la empresa que abra los retiros voluntarios y tampoco vamos a hacer piquetes para evitar que se anoten porque la época de los piquetes ya se terminó hace rato” (Norte, 27/10). La engañosa consigna anterior de Brunelli, “no se anoten”, que no ofrecía perspectiva de lucha, se ha convertido ahora en la consigna “suspendidos, anótense”.

¿Privatización empantanada?

De todos modos, la propuesta de la intervención revela un cambio de ritmo en la ofensiva emprendida por el gobierno. Quizás esto se explique por la quiebra de uno de los proyectos más importantes de los pretendientes a la “privatización” de Somisa, que incluía a Techint y a un sector de la siderurgia brasileña. “El interés de Techint — informaba Clarín, 20/10— va más allá de Somisa, porque participarla en la adquisición de acciones de Usiminas, la siderurgia brasileña que está en proceso de privatización. En este caso, Techint podría… importar el acero crudo de Brasil y laminarlo en la planta de Somisa privatizada”. Pero esto no se produjo, y Techint quedó al margen del negociado de Usiminas. Queda en pie la “oferta” de Italfianti, también monopolio italiano, pero éste ya se ha dado varias veces con la cabeza contra sus rivales norteamericanos.

Esto podría llevar a que Somisa se convierte en “inviable”, en una reestructuración mundial de las siderúrgicas. En tal caso Somisa pasaría a ser una sección de Techint o Acindar, con mil trabajadores a lo sumo.

Este proceso no ha dicho aún su última palabra.