Sindicales

16/8/2001|717

Sublevación en Lomas de Zamora

El 10 de agosto, más de 2.000 docentes –acompañados por alumnos, auxiliares y padres– nos movilizamos en Lomas de Zamora, en lo que fue la mayor marcha de los últimos 14 años (inclusive, si la comparamos con la gran huelga del ‘88). Salimos de la plaza de Lomas y realizamos pequeños actos en el Consejo Escolar y en el Ioma. Al paso de la marcha pudimos sentir la adhesión popular.


Esta movilización fue la consecuencia de un debate y votación de una masiva asamblea con más de 500 docentes, dos días antes, en la que el conjunto de la oposición impuso la medida a la dirección del sindicato (Celeste). Al terminar su extenso informe, Pereyra, miembro del CEP, junto a la secretaria general, Gladys Friol, prácticamente huyeron de la asamblea, murmurando que se levantaba porque había gente no afiliada y dado que sólo tenía carácter informativo. Pereyra y Friol se llevaron el micrófono y el libro de actas. Mientras se retiraban, el reclamo de “paro, paro, paro” fue atronador.


Luego de unos momentos de incertidumbre, la asamblea continuó tras la retirada de 20 personas (el grueso de la directiva y algunos docentes que la siguen). Pero un miembro de ésta se quedó y participó activamente. El conjunto de la oposición (Docentes en Marcha, la Rodolfo Walsh, la Scalabrini Ortiz y Tribuna Docente) nos hicimos cargo de llevar a buen término las deliberaciones con sus correspondientes votaciones. No sólo se repudió el atraso en los pagos, sino también la rebaja salarial en todos sus términos. Se votó el paro por 72 horas en coincidencia con los piqueteros, para seguir con el paro por tiempo indeterminado, hasta lograr nuestros reclamos.


Antes de finalizar la marcha, pasamos frente al sindicato, donde se le entregó a la directiva una copia del acta labrada en la asamblea que abandonó. Se le exigió, también, que llevara el mandato de la asamblea al plenario de secretarios generales del día siguiente. La directiva Celeste se negó, tras lo cual marchamos a la estación al grito de “traidores” y “que se vayan” hasta desconcentrarnos. Una nueva asamblea debatirá cómo seguir enfrentando el ajuste y también cómo desembarazarnos de esta conducción traidora.