Sindicales

20/11/2008|1064

Más que nunca en el Subte: Elecciones de delegados ya

El acogimiento, por parte de la Justicia, de un amparo presentado por Charlie Pérez terminó de liquidar la posibilidad de una expulsión de los delegados del Subte por el llamado tribunal de “ética” de la burocracia de la UTA. El ‘tribunal’ ya había sido suspendido por el Ministerio de Trabajo ante la inminencia un “paro histórico” del Subte contra las expulsiones. La burocracia pretendía ir a las elecciones de delegados sin la presencia de los compañeros, quienes fueron elegidos por sus bases en el curso de los últimos años. El fallo judicial le quita cualquier argumento para evitar la convocatoria a esas elecciones.

El Subte ha incrementado mucho su personal, por lo cual necesita algo más de 40 delegados para cubrir todas sus líneas y secciones. Una reciente campaña ha juntado 2500 firmas para reclamar su realización, que también fue formalizada ante el Ministerio de Trabajo. Es necesario refrendar un cuerpo de delegados vigoroso, democráticamente elegido, para dar respuesta a los innumerables reclamos pendientes en materia salarial, y para frenar la brutal ofensiva que ha llevado adelante en estos meses la empresa (con la abierta complicidad de la dirección de la UTA) en materia de salarios, condiciones de trabajo y en discriminación en la escala de los ascensos.

La necesidad de que se proceda a convocar a las elecciones de delegados es completamente independiente de los cursos de acción gremial que podría abrir el reciente fallo de la Corte en materia de representación gremial. Solamente un cuerpo de delegados electo, o sea con el pleno apoyo de la base, podrá proponer los cursos de afiliación sindical que crea más conveniente (incluso la formación de un sindicato independiente de las burocracias de la CTA y de la CGT) para el desarrollo de un fuerte movimiento obrero -y aun esto deberá ser decidido por una asamblea general. Proceder al revés -o sea sin la renovación del mandato de los delegados (que venció en septiembre) por parte de la base y sin asamblea general-, sería una maniobra de aparato que perjudicaría los intereses de conjunto de los trabajadores de Metrovías e incluso la perspectiva clasista para el movimiento obrero en general. Ahora mismo, es necesario dar un marco de organización y representación a la masa de los nuevos y viejos trabajadores del Subte y propinar de este modo una derrota política a la burocracia patotera de la UTA. Semejante resultado tendría un extraordinario efecto entre los trabajadores del transporte de superficie, en el marco de una burocracia que se siente en crisis por diversas razones.

Arrancar las elecciones supone una campaña de movilización. Lograrlas será el punto de apoyo para un inmediato reclamo salarial y por los ascensos, dos reclamos urgentes en el orden del día.