Sindicales
11/10/1990|315
Supe Capital: Solo la Granate
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Para las elecciones de SUPE Capital han sido oficializadas tres listas: la Celeste, de la burocracia ibañista, la Azul —un “fantasma” armado por corrientes del radicalismo— y la Granate —frente antiburocrático en el que confluyen el Mas, el PC, el PO y activistas independientes.
En términos estrictamente políticos la disyuntiva para los trabajadores de YPF de Capital es la Granate o el descuartizamiento de la empresa y los petroleros con la complicidad de la burocracia.
La política de privatizaciones del gobierno ya es un fracaso —y ENTel y Aerolíneas son los ejemplos más resonantes. YPF también aportará lo suyo al derrumbe de los privatizadores. Después de haber anunciado con bombos y platillos el fulminante “éxito” de la licitación de las áreas secundarias resultó que las míseras ofertas hechas por las empresas que se llevaban la mayor parte del paquete (Minar y Cadipsa) o bien tambalean o se cayeron estrepitosamente porque la plata no aparece por ningún lado.
La “tupacamarización” de YPF está en crisis, pero esto no cancela la ofensiva contra los petroleros sino que la exacerba, pues el gobierno capitalista no tiene otro rumbo que el remate nacional y la esclavización de la clase obrera para pagar la deuda externa. Por eso, Economía y Trabajo acaban de denunciar el convenio de trabajo de SUPE. Al mismo tiempo el interventor Estensoro ha planteado la extensión de la jornada laboral, el congelamiento del rubro refrigerio y restricciones en la representatividad del sindicato —lo que dejaría una importante cantidad de compañeros excluidos del convenio. Además, congelamiento de los ascensos, corte de cuajo de las horas extras (en muchos casos una importante parte del sueldo de los compañeros), y disolución de gerencias y distribución arbitraria del personal.
La conducción del SUPE está absolutamente rendida ante esta situación y llega al grotesco de llamar a confiar en los “milagrosos” almuerzos con Menem.
Nadie ha acumulado tantos fracasos en tan poco tiempo. ¿Dónde quedó aquello de “al capital privado, sólo áreas de riesgo”. ¿Dónde, lo de “jamás entregaremos un sólo metro cuadrado de las áreas que explota YPF”? ¿Dónde, lo de que “en materia petrolera, nada se hará sin el acuerdo del SUPE”? Cómo último refugio la burocracia de Crespi e Ibañez se había refugiado en que la estabilidad laboral y las conquistas de convenio iban a ser “intocables”. Han comenzado los despidos a nivel gerencial, el convenio está siendo destruido: se acabó la “muñeca”, se acabó el “verso”. Esta burocracia está absolutamente agotada.
Para seguir siendo petroleros, hay que recuperar a SUPE. Sólo la Granate puede plantear una lucha consecuente frente a la catástrofe: porque la guía un programa independiente: la defensa irrestricta de las conquistas y reclamos de los trabajadores, la investigación y denuncia de todos los contratos por técnicos y trabajadores electos y responsables ante asamblea, el monopolio integral de YPF de todo el negocio petrolero bajo control obrero.