Sindicales

26/6/2003|806

¡¡Sutebazo!!

El resultado de las elecciones del 18 de junio ha sido un durísimo golpe para la burocracia de Yasky y sus aliados azules y blancos de la Ccc.


La oposición antiburocrática, representada por el frente Violeta-Rosa, produjo a su favor un cambio profundo en el escenario gremial.


La Violeta-Rosa ha ganado seis seccionales: Lomas de Zamora, La Plata, General Sarmiento, Bahía Blanca, General Rodríguez y Marcos Paz. La Celeste ha “recuperado”, aunque por estrechísimo margen electoral, dos seccionales en manos de frentes antiburocráticos: La Matanza y Escobar.


En Mar del Plata, Ensenada, Matanza, Morón y Moreno las listas antiburocráticas han ingresado como minoría en los Consejos Ejecutivos Seccionales. El 40 por ciento de los congresales electos pertenecen a la oposición antiburocrática.


Los procesos de lucha que enfrentaron el inmovilismo de la dirección sindical se reflejaron en los resultados electorales. La docencia ha votado por la lucha salarial y la recuperación de las conquistas perdidas, y contra la subordinación a los gobiernos de turno.


Allí donde “ganó” la burocracia Celeste-Azul y Blanca se achicaron los márgenes. En Escobar y Avellaneda perdimos por seis votos. La oposición no entró en minoría, en San Martín, por 11 votos. En Merlo, los 500 votos de la Violeta-Rosa sacudieron a los celestes. En todas la seccionales se obtuvieron muy buenos porcentajes.


Estos resultados ilustran un avance demoledor de las corrientes antiburocráticas que transforma de manera sustancial el mapa gremial del Suteba y abre una perspectiva de triunfo en la recuperación de los sindicatos y la lucha por el salario.


La oposición antiburocrática


La unificación de las listas seccionales en la Violeta-Rosa provincial produjo una suerte de vasos comunicantes y encadenamientos de las distintas seccionales que potenció la elección en los distritos.


La Matanza, bajo la conducción de la Violeta, jugó un importantísimo papel al convocar los primeros plenarios provinciales de delegados, lo cual la transformó en el blanco sistemático de ataques por parte de la burocr acia sindical.


En La Matanza hubo, electoralmente, un empate técnico (derrota política). El frente Celeste sacó en la seccional 1.327 votos, contra 1.281 del frente Violeta, apenas 46 votos, que en los cómputos para la dirección provincial bajaron a sólo 10. Tercera salió la Gris, con 480 votos, que intentó presentarse como “el justo medio” entre la Celeste y la Violeta. Con relación al 2000, del lado de la oposición antiburocrática se encontraban la Ccc (Azul y Blanca) y sectores disidentes con la Celeste (Steibrum) ligados a la Ftv de D’Elía. Estos han traicionado al frente antiburocrático y vuelto al redil celeste. La Violeta subió a la dirección como una lista piquetera y jugó un papel trascendental en el “Argentinazo”; lideró a toda la oposición antiburocrática contra Yaski y Maffei. Tanto la Ccc como la Ftv han privilegiado el frente colaboracionista con Yasky y De Gennaro, tanto con el corto gobierno de Rodríguez Saá, como con Duhalde y, ahora, Kirchner. En su campaña anti-Violeta atacaron el carácter piquetero (político) de la dirección matancera y desarrollaron las expectativas en el pseudoprogresismo kirchnerista.


La manipulación electoral y el fraude


Toda la campaña de la Celeste estuvo asentada sobre distintas expresiones de manipulación electoral y fraude: intento de intervenir la Junta electoral de Lomas; incautación de documentación en Almirante Brown; cuestionamientos a juntas electorales ganadas por la oposición antiburocrática.


En los padrones definitivos se detectaron numerosas irregularidades (agregados de desconocidos y falta de activistas antiburocráticos), tampoco fueron expuestos con los 30 días de antelación correspondientes. Se imprimieron varios ju egos de ellos, argumentando problemas de impresión.


La Junta Electoral Central se arrogó el derecho de nombrar fiscales y presidentes de mesa en los distritos. Las credenciales para los fiscales fueron retenidas hasta último momento; en muchas seccionales la oposición las recibió a última hora.


También dispuso con criterio antojadizo y contradictorio la cantidad de lugares de votación, de tal modo que la Seccional Merlo, con 2.300 empadronados, tuvo más de cien lugares de votación, y la de General Pueyrredón, con alrededor de 2.000, contó con sólo 20 mesas. La seccional La Matanza, con casi 7.000 afiliados, contó con 150 lugares de votación, y más de 500 compañeros afiliados en los últimos 3 años no fueron incorporados al padrón. Todo esto fue denunciado y presentado ante las autoridades correspondientes.


Monopolizaron la impresión de boletas a precios prohibitivos, lo cual impidió que la mayoría de las seccionales pudiera contar con boletas para sus fiscales. A dos días hábiles de las elecciones, varias seccionales tampoco habían recibido las boletas oficiales para la elección.


Terminado el escrutinio, tanto en Morón como en Mar del Plata, seccionales donde ganamos la minoría, aún hay intentos de birlarnos la participación como minoría en el Consejo Ejecutivo Provincial, fraguando los resultados obtenidos con diferentes mecanismos.


Estas irregularidades, entre otras, terminaron abultando el expediente abierto en el Ministerio de Trabajo.


La “izquierda que se une”


En distritos como San Martín, Morón, Lanús y Quilmes, fracasó el intento de constituir un frente único de oposición. La actitud divisionista de diversos sectores ha sido funcional a la burocracia y ha impedido la recuperación de más seccionales o la conquista de minorías.


En el caso de San Martín, el Mst formó un “frente” (en realidad fue de furgón de cola) con un burócrata desplazado de la conducción oficialista, impidiendo por escasos 11 votos que entrara el frente combativo y antiburocrático Violeta-Rosa como minoría. Lo mismo sucedió en Lanús, esta vez con el Pc, y en Quilmes, nuevamente con el Mst. La “izquierda que se une” rompió los frentes antiburocráticos, impidiendo la potenciación de las listas de frente antiburocrático. Por supuesto que en estos lugares sus listas divisionistas fueron minoría frente a las listas del frente de los activistas. Ni qué hablar de la actitud de corrientes liquidacionistas como el Pts y Democracia Obrera.


Esta actitud criminal no debe ser pasada por alto por parte del activismo docente.


Las tareas planteadas


El nuevo mapa gremial del Suteba, abre una gran perspectiva.


La oposición antiburocrática, con las direcciones conquistadas a la cabeza, deberá transformarse en el ariete organizado de la lucha por el salario y por todas las conquistas perdidas en manos de Yasky y Cía. A término, esto pondrá fin a la burocracia sindical.


Organizar y dirigir las luchas y romper la tregua pactada con el gobierno y derrotar el ajuste requerirá, sin duda, la coordinación de las seccionales recuperadas y del conjunto de los congresales opositores que han sido elegidos.


La docencia se encarna ahora en una nueva dirección.


El voto a la Violeta-Rosa fue también un voto por la independencia del sindicalismo docente ante los gobiernos de turno, y ahora frente al gobierno de Kirchner-Filmus.


La lucha por el salario – manifestada en la movilización que realizan los trabajadores no docentes de la educación bonaerense y las tendencias a la unidad de acción por parte de los docentes – está a la orden del día.