Sindicales

13/11/2008|1063

Tandil: Ningún despido

Reparto de las horas de trabajo sin afectar salario

La crisis ya empezó a impactar en Tandil. Primero fue la fábrica de ladrillos Loimar, tuvo una producción fenomenal durante estos años impulsada por la especulación inmobiliaria, alentada por las ganancias de la soja. Loimar despidió una veintena de trabajadores.

El sindicato que los representa, Solma, no tiene más que un afiliado en la planta (de hecho, es el único en la ciudad). Los trabajadores de los hornos de ladrillos están en negro; las patronales los obligan a registrarse como monotributistas.

Los trabajadores optaron en masa por afiliarse a la Focra (Federación Obrera Ceramista), que tiene una seccional en la vecina ciudad de Azul. Esto precipitó los despidos.

Frente a los despidos, los compañeros bloquearon la puerta de la fábrica por dos días, con el respaldo de la comitiva de Focra Azul. El Ministerio de Trabajo dispuso la conciliación obligatoria con los despedidos adentro y comenzó una negociación entre la empresa y… Solma. A espaldas de los trabajadores, un sindicato sin representación negocia con la patronal. Focra espera por la audiencia en el Ministerio para hacerse presente.

Queda en manos de los obreros de Loimar luchar para evitar los despidos.

Metalúrgica Tandil

Una de las industrias insignias de nuestra ciudad y del gremio metalúrgico arrancó con 27 despidos y promete más. Según la burocracia sindical, “la empresa ya nos advirtió que reducirá más del 50 por ciento de acá a diciembre la producción”. Es una verdadera declaración de que ya se han entregado.

Los primeros despedidos son aquellos que fueron contratados por Manpower, una agencia con sede en Mar del Plata que brinda trabajadores a todas las empresas de la zona; también se han detectado trabajadores de esta agencia en Carrefour.

Frente a este ataque, la burocracia juega al desgaste mientras contiene la reacción obrera y negocia el ritmo de las suspensiones y la reducción de horas extras. Mientras tanto, la empresa prepara los despidos, con un seguro “recurso preventivo de crisis”, luego de años de jugosas ganancias produciendo autopartes; valiéndose, además, de numerosos talleres tercerizados que ahora cerrarán sus puertas.

Se impone una necesaria asamblea de todos los trabajadores metalúrgicos, incluso de las tercerizadas, para imponer el cese de los despidos y el reparto de las horas de trabajo sin afectar el salario.