Sindicales

3/4/2017

Testimonio sobre el asesinato del compañero Gardini en el corte de San Lorenzo

Las patronales cerealeras y los gobiernos nacional y provincial son responsables


El asesinato del compañero Jonathan Gardini, que se produjo en la jornada de lucha de la CGT San Lorenzo (Santa Fe) del viernes pasado ocurrió en el corte realizado sobre el acceso norte de autopista San Lorenzo, que es el utilizado por los camiones que van a las cerealeras de Puerto General San Martín y a Timbúes.


 


Nosotros estábamos en el acceso sur, casi donde comienza San Lorenzo, en el barrio Bouchard. Las noticias comenzaron a llegar poco después de ocurrido. Sin muchas precisiones o con datos incorrectos.


 


Lo único certero era que había un compañero muerto, del SUTRAVIP (sindicato de vigilancia privada) en el cruce de las ruta provincial 10 y la nacional 11. Tardó unos minutos en “caernos del todo la ficha”. Se pasó de la bronca contenida, mucha bronca, a una tristeza que no se puede definir. Llorábamos por dentro y algunos por fuera.


 


Inmediatamente nos vino a la memoria el atentado -que quedó impune- del año 1999.  En el mismo lugar donde concentramos ahora el PO, la UJS y Tribuna Docente, una camioneta Ford F100 roja, con cúpula y sin patentes, atropelló a la compañera Marina Nieto de Tribuna Docente, quien recibió un impacto producido con la punta del capot, que la desmayó y le fisuró dos costillas.


 


 


En aquella oportunidad, la camioneta frenó, apagó el motor y las luces unos 50 metros antes del corte, a nuestras espaldas. Creímos que su conductor había desistido de buscar caminos alternativos para bordear el corte. Pasado un buen rato, puso la camioneta en marcha, prendió las luces altas y encaró a toda velocidad sobre el piquete.


 


Un compañero nuestro atinó a tirar a Marina de un brazo para sacarla hacia la banquina y eso la salvó de sufrir un impacto mayor y de perder la vida.


 


En este caso, el camionero, Cristián Adrián Sacias, pasó con el camión por arriba de las gomas ardiendo hacia la destilería de Oil. Hacia el sur. Desenganchó el acoplado y regresó para embestir a los dos grupos de manifestantes que había, distantes unos 600 metros entre sí.


 


En el segundo grupo se encontraba el compañero Jonathan Gardini, quién no pudo eludir al camión que lo embistió y lo mató.


 


El camionero, según contaron compañeros que estaban en el piquete amenazó: "voy a pasar igual y luego desengancho el acoplado y los paso a todos por arriba". Se comprobó ¡en un análisis realizado recién cinco horas después del hecho! que el grado de alcoholemia del conductor era de una concentración de 1,16g en sangre.


 


La cantidad de camiones -en su mayoría cerealeros- con destino a la descarga en la zona era muy elevada. Más que lo habitual, aunque las patronales sabían perfectamente de las medidas de lucha y que no habría actividad alguna.


 


El paro decretado por la CGT San Lorenzo, se resolvió en un Plenario muy numeroso y público el 15 de marzo. Es decir que todas las patronales estaban advertidas y también las autoridades de Puerto San Martín y San Lorenzo, así como las de la Provincia y la Nación.


 


Distintos testigos informaron que la Gendarmería se encontraba en un camino secundario de ingreso a San Lorenzo. Es decir que no estaba haciendo tareas de control y detención vehicular. Algo similar sucedió en el corte sur, donde estábamos nosotros. Llegaron y se apostaron en las inmediaciones, previo realizar una filmación y toma de fotografías de los compañeros que realizábamos el piquete.


 


Similar fue el rol de la policía santafesina. No estaban para proteger a los vehículos (camiones y autos) ni a los manifestantes sino para hacer inteligencia.


 


Por eso decimos que las patronales cerealeras, el gobierno provincial y el nacional son responsables.


 


El Partido Obrero y sus agrupaciones sindicales  seguirán participando activamente de todas las acciones de lucha, como lo vienen haciendo hasta ahora. Hoy más que nunca el mejor homenaje al compañero asesinado es seguir la lucha por las tres consignas que se defendieron en cada corte: Salario básico de $27.000. Ningún despido. Defensa de las condiciones de trabajo conquistadas.