Sindicales

28/9/2021

Reforma laboral en Toyota: un anhelo de la burguesia y sus partidos

La multinacional japonesa se juega a modificar el convenio de los mecánicos para aumentar la producción.

Hasta el momento el régimen de producción de la empresa Toyota en Zárate es de lunes a viernes, con sábados optativos que se pagan como extras y domingos de franco. Debido al enorme desgaste físico y psicológico de producir un vehículo por minuto, sumado al brutal saqueo que representa el impuesto a las ganancias, la mayoría de los trabajadores opta por no ir los sábados. Aunque todos saben que no está bien visto no aceptar el ofrecimiento de ir los sábados que hacen los supervisores, en particular para los indefinidamente contratados que están obligados de hecho. Pero la empresa tiene comprometida ventas por encima de su capacidad actual de producción, y ese es el corazón de la reforma.

Esta sería la primera que se implementa en el sector y se convertiría en el primer paso para modificar el convenio colectivo de los mecánicos en busca de mayor productividad. De aprobarse, se aplicaría a partir de enero próximo. Este nuevo esquema de mayor flexibilidad con los trabajadores es un pedido de la casa matriz para avanzar en nuevas inversiones como, por ejemplo, la fabricación en la Argentina de la versión híbrida de la pickup Hilux (Iprofesional, 27/9).

A partir de su implementación, habrá células de seis operarios que deberán trabajar los sábados, en un turno de medio día, como jornada obligatoria. Como contraparte, tendrán franco todos los domingos, más un día de semana que será móvil. O sea, aplicar una semana de 5×2 y así cubrir el bache que se le genera los sábados. En lugar de pagar por las horas extras, se propone una compensación de $8.077 por cada sábado trabajado. Además, la compañía promete 1.012 pases a planta de quienes se sumaron a la planta hasta el 30 de agosto de este año, la mayoría para cubrir las bajas por coronavirus (infogremiales,26/9).

El cambio del convenio colectivo de trabajo de los mecánicos es algo que Toyota viene impulsando hace tiempo. El presidente local de la automotriz japonesa, Daniel Herrero, cuando Brasil recién había acabado de aprobar su reforma laboral, por julio de 2017, sostuvo en un almuerzo con la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresas (Acde) que era necesario cambiar las reglas de juego locales por el impacto de la medida del país vecino. Algo alineado a la propuesta que le hizo la Asociación de Fábricas de Automotores (Adefa) al gobierno nacional de entonces en el marco de la mesa que negocia el plan automotriz 1 Millón. Hoy en día, Herrero es el presidente del Instituto para el Desarrollo Empresarial de la Argentina (Idea), uno de los grupos que junto con la UIA, manejada por Techint, impulsan la reforma laboral.

La reforma laboral es uno de los anhelos e iniciativas de las burguesías en el mundo y en la Argentina. En la medida que cae la tasa de ganancia y las crisis del capitalismo se agudizan, buscan una salida en reforzar la explotación obrera. Tras el espaldarazo de la victoria electoral de 2017, el macrismo se jugó a concretar la reforma previsional y laboral. Pero chocó con los trabajadores en las jornadas del 14 y 18 de diciembre. Y, si bien una parte del paquete previsional se aprobó, la reforma laboral se sacó de circulación. Sin embargo, las patronales avanzaron con una reforma laboral de hecho, fábrica por fábrica. Reformas que las burocracias sindicales de todo pelo y color dejaron pasar. Toyota no es la excepción.

La reforma laboral y las elecciones

En el transcurso de esta campaña electoral, como voceros de los grupos empresarios, varios son los candidatos expusieron a viva voz su intención de llevar adelante la reforma laboral. Desde Juntos, Martín Tetaz, quien ocupa el segundo lugar en la lista cambiemita, twitteó que se necesitan nuevas reglas laborales. Horacio Rodríguez Larreta sostuvo que hay que ir gradualmente hacia la eliminación de la indemnización para que a los empresarios les resulte más fácil contratar. Lousteau, senador de Cambiemos, ingresó otro proyecto para eliminar las indemnizaciones, el cual consiste en crear un “fondo nacional de cese laboral”, del cual el trabajador al momento del cese de la relación laboral cobrará un seguro equivalente a un sueldo por año trabajado. Desconocería así el derecho a todos los adicionales, los establecidos por la ley de contrato de trabajo o por convenios de actividad.

Los libertarios, liderados por Milei y Espert, impunemente amenazan con extorsionar a burócratas sindicales para condicionarlos a aceptar las reformas (infogremiales, 06/08). Por su parte, Randazzo, de Vamos con Vos, plantea que “hay que animarse a hacer la reforma laboral, cancelar las indemnizaciones y terminar con la industria del juicio laboral” (infogremiales, 09/08). Y aunque desde el Frente de Todos no lo puedan decir abiertamente, porque sería un sapo imposible de tragar para sus propios votantes, la hoja de ruta trazada por el FMI los llevara a votar la reforma laboral como antes votaron (Manzur incluido) la reforma previsional del macrismo. Solo el Frente de Izquierda plantea que no pase la reforma laboral.

La reforma laboral y el FMI

Toyota es la tercera compañía que más factura en el país. Con su planta en Zárate de 6.500 trabajadores bate todos los años récord de producción. Este año se fabricarán unos 145.000 vehículos y la terminal busca llevar la producción en 2022 a un piso de 167.000 unidades y un techo de 180.000. El volumen exacto dependerá de la aplicación de este cambio de régimen laboral y la capacidad de los proveedores de abastecer los mayores pedidos (mdzol, 25/9).

Para aplicar semejante salto en producción es necesario la inversión en bienes de capital; o sea nuevas líneas y maquinarias. Para esto la empresa preveía la inversión de U$S 1.000 millones en Argentina que el propio líder del Smata, Ricardo Pignanelli, negoció con Herrero en Nagoya Japón (Clarín, 6/6). Pero aparentemente estos planes volaron por los humos cuando argentina fue reclasificado como mercado independiente (Standalone) ya que la casa matriz no autoriza inversiones en países de esta categoría. Lo que evidencia las contradicciones explosivas que enfrenta el país.

La Argentina, mediante el déficit fiscal cero de Fernández-Guzmán, desangra a su pueblo pagando una deuda externa fraudulenta, ilegal, ilegítima y odiosa. Lo hace presionado por lo entes internacionales de crédito y las potencias imperialistas, pero también por la burguesía nativa y por las casas locales de las multinacionales. Estas últimas exigen un pago riguroso para disminuir indicadores como el riesgo país, lo que le permite acceder a endeudamiento privado (muchas de las veces con sus propias casas matrices) a menor tasa de interés. Sin embargo, los diferentes gobiernos –desde Cristina-Kicillof a Macri y Fernández- han recurrido al cepo para asegurar divisas en cantidad suficiente para pagar los vencimientos e intereses de deuda. Este cepo prolongado es lo que finalmente ha condenado a la Argentina a su condiciones de mercado independiente, limitando aún más la muy escasa inversión privada (La Nación, 29/6).

Este hecho, por sí solo, refuta la idea de que pagar la deuda eterna es la única forma de no quedar “aislado del mundo”. Pagando quedamos aislados y nuestras riquezas se van por la fuga de capitales, los propios pagos y por el extractivismo que nos imponen los acreedores y que nos ponen en una condición de semicolonia.

La reforma laboral y el movimiento obrero

Si en 2017 se logró frenar el paquete de leyes y reformas antiobreras se puede volver a frenarlo. Así como hay experiencias de sindicatos clasista como el Sutna (neumático) que han frenado la reforma laboral de hecho en Fate y han conquistado aumento del salario real (por encima de la inflación), se pueden frenar las reformas laborales de hecho.

Es necesario ampliar la deliberación dentro del movimiento obrero para enfrentar esta ofensiva del capital. En este sentido, son necesarias todas las acciones como actos y, en particular, congresos del movimiento obrero que permitan una organización desde abajo, elaborar un programa y acciones comunes.

Por una nueva dirección en el movimiento obrero, para recuperar los sindicatos. Para terminar con el impuesto al salario (ganancias). Por el pase a planta de todos los contratados. Para que no pase la reforma laboral, ni en ley ni en los hechos. Por el no pago de la deuda externa y para que se vaya el FMI.