Sindicales

15/3/2024

La vigencia del 18 de marzo

Trabajadorxs de las telecomunicaciones, una agenda histórica de reclamos pendientes.

CD Foetra Cargo rotativo/Congresal Fattel.

Abajo la ofensiva privatizadora en el sector.

Este 18 de marzo conmemoramos el día de las/os trabajadores de las telecomunicaciones, fecha en que vio la luz la empresa estatal que terminaría llamándose Entel. A partir de allí, se fue configurando un gremio que supo conquistar uno de los mejores salarios del movimiento obrero y un gran convenio. Una historia de grandes luchas, con avances y retrocesos enfrentando gobiernos, ajustes y dictaduras. Pero que se fueron borrando con la burocratización y la entrega de conquistas históricas.

Hace años que las conducciones de Foetra, Fatter, Foesitra, UPJET, FOMMTRA y Cepetel han abandonado aquella tradición de lucha, combativa y democrática de nuestro gremio. Se abandonaron las asambleas generales para discutir paritarias, mientras el poder adquisitivo retrocede año tras año y gobierno tras gobierno. Las actas que se firman en la mesa de negociación nunca más se pusieron a consideración y dejaron de ser públicas. Y los plenarios de delegados se convocan sin mandato de base.

El avance patronal sobre las conquistas es cada vez mayor: La política de desinversión, fuga de capitales y vaciamiento que Telefónica desarrolla hace décadas, cerrando sectores, vendiendo edificios y antenas, precarizando y apretando para los retiros voluntarios, nunca fue enfrentada ni denunciada por ninguna de las conducciones de la MUS, que ahora conforma la CONSITEL.

La reivindicación histórica de la jornada de 7 horas del convenio Foetra tiende a la desaparición. En Telecom, sobre la base del ahogo salarial, se firmó un acta de espalda a los compañeros para habilitar en los sectores técnicos las 8:30 horas, la semana desplazada y el franco rotativo con los esquemas 6×3 y 5+1. Con la misma tesitura se crearon las categorías con letras, que elevaron la jornada a 9 horas en los sectores administrativos y de sistemas.

En las móviles, la lucha por las 7 horas y el encuadramiento en el CCT de la fija fue completamente abandonada, en Personal y Movistar se redujo la jornada a 8 horas sobre la base de acortar el tiempo de descanso y refrigerio. En el caso de Claro, la jornada de 9 horas se mantiene y la mayor parte de los trabajadores, por fuera de las comerciales, está tercerizado y fuera de convenio. En general, en la mayoría de los sectores y empresas avanza la polifunción, las presiones por objetivos, los fuera de convenio, los contratados y el tercerismo, que se ha llevado la vida de números compañeros, como Matías Dimuro, que realizan las mismas tareas que nosotros, pero bajo condiciones aún más precarizadas.

La disputa comercial de las empresas deja afuera a los trabajadores

En la actualidad, la empresa nacional de telecomunicaciones Arsat está siendo víctima de una ofensiva privatizadora por parte del gobierno de Milei, en sintonía con la agenda que pretende para el conjunto de las empresas con parte estatal. En nuestro caso, una empresa superavitaria, que brinda conectividad en todo el territorio nacional, allí donde las grandes empresas no tienen rentabilidad y por lo tanto no invierten.

Contando con el Data center más grande de Latinoamérica, parte del espectro radioeléctrico para brindar conexión 5G y es una de las pocas empresas del mundo en condiciones de fabricar, poner en órbita y controlar un satélite. Pero también hay que decir que con cada logro de Arsat se benefician los privados vendiendo sus servicios (internet, plataformas, telefonía, tv, etc.). Bajo el ataque al salario de sus trabajadores/as, lo que se pretende es iniciar una política de vaciamiento que genere “mejores” condiciones para su venta.

El mercado está copado por empresas monopólicas y multinacionales que están en una franca disputa comercial por hacerse del control del espectro radioeléctrico para desarrollar el 5G, donde siempre la variante de ajuste somos los laburantes. En su lógica capitalista, las empresas comenzaron una “competencia” precarizadora y de flexibilización, para aumentar la tasa de explotación de cada trabajador y, a través de la “convergencia tecnológica”, hacernos más productivos con la polifunción y la multitarea. En ese camino aplican sus tarifazos, haciendo cada vez más inalcanzable el acceso a la red y los servicios para la población más pobre del país.

Ninguno de los gobiernos de los últimos 30 años implementó alguna política para condicionar u obligar a estas empresas a invertir independientemente de la rentabilidad, por el contrario, el menemismo les redujo las cargas patronales que luego ningún gobierno restituyó y lo mismo podemos decir del pago de los bonos de participación en las ganancias que adeudan desde la privatización.

En concreto, se plantea la discusión sobre cuál debe ser el futuro de las telecomunicaciones y qué perspectiva presenta para los trabajadores y usuarios.

Hay otro camino

Nuestro planteo es la nacionalización integral de las telecomunicaciones bajo control de los trabajadores. Esta perspectiva permitiría que todo el valor agregado del sector sea un aporte para poner los recursos económicos y la tecnología al servicio de un desarrollo nacional. Habilitando el acceso del conjunto del pueblo trabajador a la red. Garantizando la conectividad de todo el territorio nacional, sea rentable o no, para la educación, la salud, las comunicaciones, el comercio y el conjunto de la población. Generando riquezas que hoy se fugan los privados. Hoy tenemos un contexto absolutamente adverso para que una empresa de bandera pueda desarrollarse al punto tal de competir y poder imponer condiciones de mercado.

Este nuevo aniversario del día del trabajador/a de las telecomunicaciones nos encuentra enfrentando una ofensiva privatizadora y de vaciamiento de Arsat. Reivindicar el 18 de marzo es defender que el futuro de las telecomunicaciones esté en manos de los trabajadores/as y las futuras generaciones.

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