Sindicales

21/1/1999|615

“Tres veces se votó, tres veces perdieron”

Prensa Obrera entrevistó a uno de los animadores del gran movimiento de lucha que protagonizaron los trabajadores de Diasa.

PO: ¿Cómo comenzó esta ‘semana caliente’? 

R: En realidad, la incertidumbre comienza ya el mes pasado: el 21 de diciembre, los delegados nos enteramos de que la empresa presenta el “recurso preventivo de crisis”, lo que nos hace pensar en inminentes despidos. A fin de año, vencían contratos de un conjunto de trabajadores que, de seguir, la patronal estaba legalmente obligada a efectivizarlos. El miércoles pasado, nos enteramos de que esos compañeros, más otros trabajadores contratados, en total doce, habían sido despedidos. 

PO: ¿Qué actitud adoptó la UOM? 

R: Los delegados de Diasa fuimos convocados al gremio. Allí, se nos informa que la patronal iba a bajar la producción de 127 autos diarios, a solamente 54. Eri esas condiciones, sobraban en la planta más de 300 trabajadores. Además, de los 53 contratados denunciaron que la patronal quería echar a otros 250 efectivos. Allí, plantearon la necesidad de parar por los despidos. A los activistas, esta posición nos sorprendió. Es que la UOM venía actuando en un frente común con la patronal, realizando ‘lobby’ a favor de la salida del ‘auto económico’, que podría ser el Fiat Uno que se hace en Diasa. Sospechamos que esta ‘súbita combatividad’ podía formar parte de esa acción común entre la patronal y la UOM, para llamar la atención del gobierno… 

PO: ¿Cuál es la reacción de la fábrica? 

R: El jueves por la mañana, una asamblea general resuelve el paro hasta la reincorporación de los doce compañeros. La Interna y la UOM no toman ninguna iniciativa para difundir el conflicto, ni siquiera dentro del gremio, insistiendo, como dicen ellos, en mantener el tema “dentro de la orgánica”. Pero algunos delegados y los activistas tomamos la iniciativa de darle al paro un carácter activo: instalamos en la puerta de la planta una carpa, se quemaron neumáticos, en fin, tratamos de rodear de solidaridad a los despedidos, de sacar el conflicto ‘para afuera’, y buscar el apoyo del movimiento obrero zonal. Mantuvimos esa presencia el jueves y viernes, y todo el fin de semana. 

PO: La semana empezó con la noticia de la conciliación obligatoria… 

R: …y una nueva asamblea general, en medio de un clima muy tenso en la fábrica. Por los doce compañeros y por la posibilidad de nuevos despidos. Cuando comienza la asamblea, advertimos que la ‘combatividad’ del sindicato había durado solamente 48 horas. Oviedo (de la Comisión Interna de fábrica) llama a acatar la conciliación. No había garantías, sin embargo, de que los doce despedidos quedaran adentro durante el período de arbitraje. El año pasado, cuando se dictó la conciliación con los despedidos supuestamente ‘adentro’, después los mandaron a la casa, los cambiaron de sección, los sometieron a todo tipo de manoseos. Tampoco se dijo nada sobre los centenares de despidos que, según la propia UOM, se podían venir. Hace dos días, poco menos que había que “incendiar la fábrica”. Ahora, resulta que había que esperar hasta febrero. La gente se sintió usada. 

PO: ¿Cómo reaccionó la asamblea? 

R: Cuando Oviedo llama a acatar la conciliación, solamente quince de 1 los seiscientos presentes votan a favor. Tres veces hizo repetir la votación, tres veces perdió. Allí, la gente se desató: le pasaron la “factura” por no haber hecho nada en los despidos del ‘96 (quedaron doscientos afuera), por no haber exigido la efectivización de los compañeros contratados, por no decir cómo vamos a parar los despidos ahora… 

PO: Además de rechazar la conciliación, la fábrica votó contra la política de la burocracia… 

R: Exacto. Oviedo se tuvo que bajar, abucheado por todo el mundo. Se encerró en la pieza déla interna… El paro, en definitiva, siguió todo el lunes. Al otro día, la comisión directiva arrancó desde las 6 la mañana, metiendo miedo en reuniones por sección: “hay que acatar, porque ponemos en riesgo la organización gremial”. Después, convocaron a una nueva asamblea general, donde impusieron el levantamiento del paro. De todas maneras, aún en esas condiciones de intimidación, el 30% de los compañeros votó contra el levantamiento. Como consecuencia de esta firme posición, nadie retomó tareas hasta que los doce entraran a trabajar. 

PO: ¿Cómo ven los activistas el conflicto, de aquí en más? 

R: Varias cosas nos preocupan. La empresa no bajó el nivel de producción, como se había anunciado. Sospechamos que están haciendo stock, para largar en febrero (cuando venza la conciliación), los despidos masivos. 

Durante la conciliación, queremos mejorar la organización por abajo, difundir el conflicto, coordi-namos con otros compañeros, de la zona o de otras automotrices. Frente al planteo patronal de despedir, nosotros decimos: que se repartan las horas de trabajo, sin que se toque el salario. Todos los diarios dicen que el año pasado se produjeron 450.000 autos, es decir que hay ganancias suficientes para que nos banquen el salario, sin despedir. 

PO: Diasa tiene un acuerdo con Fiat que vence este año. ¿Cómo ven ustedes el futuro de la fábrica? 

R: Yo, personalmente, no creo que la fábrica cierre. Acá el problema es otro: nosotros tenemos por convenio un salario muy superior al que, por ejemplo, tienen los compañeros de Fiat Auto. Están agitando el fantasma del cierre para imponemos la flexibilidad y una reducción salarial a fondo. Eso es lo que tenemos que impedir.