Desde hace cuatro años, se viene implementando en Trinter el sistema de producción por células y el cumplimiento de la norma ISO 9000. 

Esta forma de trabajo, lejos de aportar algo bueno para los trabajadores, sólo significó: 

• Aumento de los ritmos de producción. 

• Control carcelario de los operarios, al extremo de tener que fichar para ir al baño. 

• Despido del personal efectivo e incorporación de contratados con regímenes laborales inferiores. 

• Despidos y suspensiones sistemáticos de los compañeros con cada parada en la producción por muy pequeña que ésta fuese. 

En el mes de diciembre se ha dejado en la calle al ciento por ciento del personal contratado y se suspendió a la mayor parte del personal efectivo por tres semanas. 

Pero esto no termina acá. Trinter, en el ‘98, logró triplicar la productividad con relación al ‘94; sin embargo, de estas superganancias no repartió ni un centavo a sus trabajadores. Por el contrario, mientras la patronal disfruta de los beneficios obtenidos durante todo el año pasado, ha dispuesto ‘recompensar’ a sus empleados con despidos y suspensiones. 

La dirección de la UOM, en Trinter, les plantea a los compañeros que deben elegir entre dos caminos: aceptan seguir siendo suspendidos (con el cincuenta por ciento del sueldo) o dejan que la empresa despida a los operarios que no necesita. Estas opciones son absolutamente patronales, ya que aunque aceptemos las suspensiones nadie nos garantiza que éstas no se transformen en despidos. 

Por eso, la única alternativa que nos permite conservar puestos de trabajo es no aceptar ningún despido ni suspensión. Nosotros no generamos la ‘crisis’ en Trinter y no debemos ni podemos pagarla. En la empresa hay sectores que tienen producción; entonces, que se repartan las horas de trabajo sin afectar el salario entre los compañeros de los demás sectores.