El 22 de febrero los trabajadores de subte paramos una hora para impedir que la empresa Metrovías liquidara el puesto y la función del guarda; el mismo día, la Bullrich decretó la conciliación obligatoria, que duró dos meses y luego tres meses más, para evitar el conflicto empalme con otras luchas populares, los cortes de ruta, con los trabajadores de Aerolíneas en la calle, etc. Pero en la áltima audiencia en el Ministerio de Trabajo, la empresa resolvió archivar el proyecto de eliminación de guardas de la línea B.

Fuimos capaces de detener un nuevo intento de liquidación de puestos de trabajo, a pesar de la dirección gremial, que planteó la reubicación de los guardas, aceptando la desaparición del puesto. Hoy, la UTA se adjudica el retroceso de la patronal, pero esto no es verdad. Fue la presión de los trabajadores en asambleas y el cuerpo de delegados lo que nos dio la victoria.

Con este triunfo, los trabajadores dimos un paso más hacia la reducción de la jornada laboral y la mejora de las condiciones de trabajo, que deberán empezar a discutirse dentro de dos meses con el nuevo convenio colectivo de trabajo.