Sindicales

19/2/1998|574

Triunfo en el Pescado: “Con la camiseta obrera”

PO: El documento dice textualmente que ustedes habían transgredido normas del reglamento interno de la seudo-cooperativa, ¿a qué se refieren con esto?


JC: Nunca nos explicaron, sólo nos dijeron que se trataba de problemas personales, que hubo un mal entendido o una mala interpretación del documento. A lo que respondimos que sólo reaccionamos ante una negativa de trabajo y que los responsables de lo sucedido eran única y exclusivamente los que dirigen la cooperativa.


PO: ¿Cuál pensás que fue la causa del despido?


JC: Pienso que fue tratar de desorganizar a los compañeros para implementar los convenios por empresa, contratos basura, etc., sin darse cuenta que dentro de la fábrica no hay caudillos sino un plantel que está unido y dispuesto a defender la fuente de trabajo, sin permitir a la patronal un despido más.


PO: ¿Por qué a los compañeros despedidos la patronal los considera “cabecillas”?


JC: Por ser los que discutían con la patronal por mejoras laborales y económicas, los que iban al frente, aunque sepamos todos que sólo son voceros de los demás compañeros.


PO: El paro de los trabajadores portuarios reclamaba, entre otros puntos, que se terminaran las cooperativas en tierra. Ahora se les va otorgar cuotas de pescado sólo a las empresas que tengan personal en relación de dependencia, ¿cuál pensás que va a ser el futuro de las ‘cooperativas’ y del personal que trabaja en ellas?


JC: Si se aplicara el punto, las cooperativas tenderían a desaparecer, aunque intentarán seguir estafándonos implementando contratos a prueba (92 bis y ter), dejando al obrero sin antigüedad y sin ningún tipo de derecho convencional. En estas condiciones, pretenden quitarnos la posibilidad de hacer nuestros reclamos, ya que al no tener la obligación de cumplir con el contrato, nos despiden cuando quieren y sin poder cobrar el fondo de desempleo.


PO: Como miembro de la Unidad Obrera del Pescado me gustaría que hicieras un balance de la lucha.


JC: Hemos conseguido algo importantísimo que es el refortalecimiento de los compañeros. Los obreros de Copelfilmar, que estaban citados a trabajar en el mismo establecimiento, se solidarizaron con nuestra lucha no ingresando a trabajar; esto demuestra que aquí no existen caudillos o cabecillas, ya conocemos bien las maniobras de la patronal y nos agrupamos todos en la firme decisión de que hasta que no entremos todos, no trabaja nadie. Recibimos también el apoyo del resto del gremio. Como de costumbre el sindicato brilló por ausencia; es más, el escribano del SOIP salió en representación de la empresa.


De aquí en más nos planteamos seguir organizando la unidad del gremio en pos de la vigencia del convenio colectivo del ‘75, con la actualización de los básicos (0,18 el kg para los fileteros y 3,3 pesos la hora para los peones y envasadoras), la relación laboral de los compañeros cooperativizados en sus respectivos lugares de trabajo, reconociendo su antigüedad, sin despidos arbitrarios y sin contratos a prueba por tres o seis meses, como en las pequeñas empresas —Pymes— (que no son tales). Acá, en el gremio, tenemos que ponernos una sola camiseta: la obrera, la de la unidad, es la única forma de lograr reconstruir un gremio como el que fue el del Pescado en Mar del Plata.