Sindicales

12/6/2003|804

Triunfo sin precedentes de los choferes de TDO

Luego de 12 días de paro general y de ocupación de la terminal en Merlo; de incesantes movilizaciones, entre las cuales figuran tres memorables micrazos a Plaza de Mayo, los trabajadores de TDO arrancaron un impresionante triunfo.


El juez que interviene en el concurso de la empresa había decretado la quiebra con continuidad y revalidó a los tres síndicos que habían sido testigos todos estos años del vaciamiento alevoso que se constató en la línea. La propuesta que elevó esta nada flamante sindicatura – emulando a las patronales más negreras del ramo, lo cual es mucho decir – consistió en tomar a 450 trabajadores y dejar en disponibilidad a la otra mitad, cuyo reingreso iba a depender de la ampliación del número de unidades que se lograran hacer circular. Los trabajadores “disponibles” debían conformarse con un sueldo de 350 pesos.


Esta propuesta, así como otras que los síndicos improvisaron sobre la marcha para “suavizar” algunas de sus aristas, fue rechazada de plano por los casi 1.000 choferes de TDO.


A diferencia de lo ocurrido con otras líneas (la Río, la 501, la Internacional y otras decenas de empresas que entraron en quiebra y terminaron con el cierre, el desguace y un tendal de trabajadores en la calle), los trabajadores de TDO lograron defender la totalidad de los puestos de trabajo y que se les reconozca en forma íntegra el sueldo de convenio, incluidos todos los adicionales como viáticos y el decreto de los 200 pesos. La sindicatura reconoció los días caídos con motivo del conflicto laboral y se comprometió a estudiar el otorgamiento de una asignación extraordinaria para compensar los cuatro días de junio que entraron dentro de la quiebra y que, legalmente, habían pasado a formar parte de la deuda salarial de los trabajadores.


Pero lo más llamativo del acuerdo es que se ha comprometido al Estado nacional en la solución del problema. Por un lado, la Secretaría de Transporte dispuso la provisión de 15.000 litros diarios de gas oil por el plazo de dos meses, permitiendo, por esta vía, la reanudación del servicio. Por otro lado, se conformó una “Mesa de Trabajo” con representantes de los trabajadores, de la sindicatura y de la Secretaría de Transporte (un hecho inédito, sin precedentes) para velar por el cumplimiento de todas las resoluciones adoptadas y considerar la solución de fondo al conflicto planteado. Esta “Mesa de Trabajo” es una gran conquista de los trabajadores de TDO, pues significa la negociación directa, pasando por encima de la Uta y del poder político de la provincia de Buenos Aires y de los municipios, que venían conspirando para desguazar la línea, absorber sus pisos y arreglar con grupos empresarios interesados en quedarse con el botín. La determinación de los trabajadores de TDO hizo naufragar las maniobras de Palacios y Fernández.


No se nos escapa que asistimos a un equilibrio precario, teniendo en cuenta los propósitos de los síndicos, que velan por los intereses de los acreedores. “El síndico – dice la Ley de Quiebras – puede continuar de inmediato con la explotación de la empresa o de alguno de sus establecimientos sólo excepcionalmente si de la interrupción pudiera resultar con evidencia un daño grave al interés de los acreedores y a la conservación del patrimonio” (artículo 189). El principio rector que debe guiar la conducta de la sindicatura es “la ventaja que resultaría para los acreedores … la enajenación de la empresa en marcha” (artículo 190). En otras palabras, la función del síndico es liquidar la empresa, en las mejores condiciones para los acreedores. La situación creada con la sentencia de quiebra de TDO pone al rojo vivo la necesidad de avanzar en una salida independiente de los trabajadores, que privilegie sus intereses y los de los usuarios – y no de los vaciadores – , la cual pasa por redoblar la lucha por la expropiación de la línea y la gestión obrera de la misma.