Sindicales

30/5/1996|496

Tucumán: ATSA, en lucha

Luego de la pueblada, el secretario general de ATSA, Ramón Bulacio, fue uno de los primeros en concurrir sin mandato de nadie al llamado ‘concertador’ del gobierno. Fue así que Bulacio informó a un plenario de delegados (siempre son de baja concurrencia, sólo unos 15 sobre 100, lo cual demuestra el grado de vaciamiento) que había pactado con Bussi que ATSA no haría ninguna medida de fuerza y que el gobierno se comprometía a no cerrar los  CAPs (Centros de Atención Primarias) y a reintegrar a un conjunto de trabajadores, en especial del hospital Padilla, que habían sido cesanteados.


Pero el pacto se vino abajo, porque en los hospitales se votaba reiniciar los paros por el pago completo de las deudas salariales (el gobierno sólo comenzó a pagar el 50% de los salarios de abril) y otras reivindicaciones. Fue muy importante la asamblea del hospital Obarrio, donde el delegado ha sido amenazado, que rechazó el plan de unificación de los dos psiquiátricos (el Obarrio y el Carmen), ya que abriría un proceso de despidos y gravísimos problemas para los barrios periféricos (pues son hospitales que también hacen atención primaria). La asamblea votó que ATSA reclame un plenario conjunto de las tres centrales sindicales, para votar un plan de lucha por todo el pliego reivindicativo que llevó a los trabajadores a concretar la pueblada del 17.


Fue precisamente la presión desde abajo y los mandatos precisos como en el caso del Obarrio, lo que llevó a que el minoritario plenario de delegados de ATSA votara el paro por tiempo indefinido y el pliego llevado por el Obarrio, contra la posición del secretario general, aunque no el llamado a las centrales sindicales, que es una consigna vital.