Cerca de 800 docentes marcharon la noche del viernes 16 por las calles de Tucumán. Reclamaban aumento salarial y la posibilidad de jubilarse con 25 años de servicio. La movilización había sido convocada por UDA-UDT, y habían adherido Tribuna Docente y la Lista Turquesa de Oposición a Atep. También se hizo presente una delegación simbólica de Sadop.

La movilización docente no es un rayo en cielo sereno. A lo largo y ancho de la provincia se vienen desarrollando diversos reclamos salariales; algunos han dado lugar a paros, movilizaciones e inclusive cortes, como ocurre con los municipales del interior. En varios gremios los reclamos se producen rebalsando a la burocracia o como producto de divisiones en sus filas, como ocurre con los municipales de la capital. Estos reclamos están cobrando una gran virulencia, al punto que el gobernador fue prácticamente echado del Hospital Centro de Salud, y cuando represalió al personal obtuvo una enérgica respuesta que lo obligó a recular.

A todo este cuadro de situación se suma la ola de denuncias sobre actos de corrupción. Por lo pronto, ya se han producido varias movilizaciones vecinales, que han dado lugar a que caigan comisarios y numerosos efectivos comprometidos con la ola de crímenes y otros delitos que se están sucediendo en la provincia.

Casi como una copia de lo que ocurre nacionalmente, Alperovich se ha enfermado, mientras en el PJ se han avivado las internas que amenazan con dejarlo en minoría en la Legislatura. En cualquier caso, la cuestión clave es cómo el movimiento obrero y popular unifica su acción reinvidicativa por el salario, contra el aparato represivo y la corrupción gubernamental. Un plenario de bases sería la instancia adecuada para coordinar los reclamos y un plan de lucha de conjunto.