Sindicales

4/9/1997|555

Un ‘comunista’ contra la huelga del fútbol

En un artículo de Propuesta, del Partido Comunista, titulado “‘Huelga’ con la tarjeta Diners en el bolsillo”, Osvaldo Giménez efectúa un duro ataque a la reciente huelga de los futbolistas, a los que califica de privilegiados.


Pero lo que no está claro para el autor de la nota, sí lo estuvo para el Estado que, a través del juez, declaró la conciliación obligatoria y la ilegalidad de la huelga.


Giménez impugna la lucha de estos “‘huelguistas’ (por) que hacen pasar todo por la guita”. Asegura que el conflicto habría surgido de una trampa en la elaboración del contrato, que en “algún juzgado se esclarecerá dentro de poco”. Olvida que los jugadores de Español no cobraban el sueldo desde hacía meses y llega a condolerse porque “ahora (los jugadores) negociarán sus pases en forma personal, gambeteando al club que alguna vez gastó dinero para comprarlos o gastó durante años para formarlos en las divisiones juveniles”.


Los clubes, sin embargo, no son ‘entidades sin fines de lucro’, sino la pantalla tras la que se ocultan los empresarios que hacen pingües ganancias con la compra-venta de jugadores.


La defensa de los ‘intereses’ de los clubes que hace Giménez bien la puede suscribir Ríos Seoane, o le fue ‘soplada’ por Carlos Heller.


“Fieras voraces”


Con esta calificación, Osvaldo Giménez se coloca a salvo de realizar una caracterización social de los jugadores.


El conflicto nació por la defensa del convenio, que permite a los jugadores considerarse libres al término del contrato que los liga al club. Pero la lucha planteaba un problema más agudo, ya que para los dirigentes de Español y para el juez, los jugadores eran un “patrimonio” del club, que debía servir para afrontar la convocatoria de acreedores. Con esa definición, los jugadores de fútbol son considerados “cosas”. La Nación (10/8) editorializó: “subsiste el interrogante sobre el real status de los jugadores de fútbol, si son trabajadores en relación de dependencia con los derechos que esa condición les confiere o bienes muebles … “. Claro que ese editorial plantea una preocupación común con el articulista de Propuesta: “compensar las pérdidas que pueda sufrir la otra parte” (el club).


Impugnar la huelga de los futbolistas en nombre de las altas remuneraciones que perciben, acotadas a pocos años y a un número escaso de profesionales, ignora una cuestión de principios: de qué lado están los intereses de los trabajadores, con los que venden su fuerza de trabajo o con quienes se la apropian.


A principios de año, los pilotos de la United Airlines de EE.UU. se plantearon una huelga por la defensa del convenio. Demás está decir que los pilotos son mejor remunerados, en promedio, que el conjunto de los jugadores de fútbol, y provienen en su mayoría de la Fuerza Aérea norteamericana. ¿Se debía apoyar la huelga o no?


Los jugadores, que fueron amenazados cuando se negaron a trabajar el 1º de Mayo, que se les prohibió levantar carteles a favor de la lucha docente y que fueron apoyados en su paro por el conjunto de los trabajadores, se emparentaron con las luchas que recorren el conjunto del país, y son un síntoma de la hondura de la crisis actual.


La obtención de la reivindicación por la que salieron al paro, es una derrota del gobierno y los dirigentes. Esto lo han entendido, claramente, despidiendo a Ruggeri, el lider de la huelga.