Sindicales
30/10/2003|823
Un día en la Uom
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La burocracia metalúrgica encabezada por Brunelli ha firmado un aumento para todo el gremio de 260 pesos, en un cuadro salarial de miseria, en donde todavía en muchos lugares ni siquiera se están pagando los doscientos pesos decretado por el Ejecutivo. Las cámaras empresariales ya salieron a decir que no pueden afrontar este aumento (era de esperarse), y el sindicato no está dispuesto a elaborar ningún plan de lucha para la recomposición salarial (era de esperarse).
Lo que sí puede esperarse es que crezca la tendencia de una nueva camada de delegados jóvenes que están desplazando a los viejos delegados para enfrentar a una burocracia en descomposición. El gremio está dividido a nivel nacional, y es en Capital donde esta tendencia se está dando con mayor profundidad.
Esta nueva camada está llevando adelante, de a poco, las luchas reivindicativas en sus talleres, sin esperar nada de la burocracia. Las acciones de lucha para defender el convenio, las horas extras, el aumento de salario, están teniendo lugar lentamente, pero de manera creciente, en una cantidad cada vez mayor de fábricas. Las burocracias oficiales, como no pueden ponerse al frente de estos reclamos por su carácter patronal, están iniciando acciones para desplazar a estos nuevos delegados, manipulando asambleas. Los “gordos” del movimiento obrero no tienen otro camino más podrido que “desaparecer” a la nueva vanguardia que viene a reemplazarlos. Los sectores “opositores”, que ayer iban de la mano y hoy quieren salvar lo poco que les queda, miran “indignados” estas maniobras, pero no levantan un dedo para frenarlas.
Los oficiales de Monteverde despiden olor a putrefacción porque saben que se mueren; los “opositores progres” de Brunelli preparan sus nuevas chanchadas.
Frente a la Conferencia sindical y de fábricas recuperadas que está organizando el Polo Obrero, hay que agrupar a los activistas y nuevos delegados que están empezando las nuevas luchas del movimiento obrero, para dotarlas de un verdadero programa clasista. Por un sindicato al servicio de los trabajadores, expulsando a la burocracia.