Sindicales

29/3/2001|700

Un escenario de crisis en la unión ferroviaria

Las recientes elecciones de la Unión Ferroviaria reflejaron, por un lado, la profunda disgregacion del aparato burocrático de Pedraza. La privatización de los ferrocarriles y la destrucción del convenio llevaron a una parte de la burocracia a transformarse en asesora de las empresas privatizadas, mientras que otra parte fue directamente oferente en distintas privatizaciones. El propio Pedraza se quedó con la licitación de una parte del FF.CC. Belgrano.


Para “adaptar” a UF a la nueva situación se fusionaron seccionales y se cercenaron muchos “viáticos” para el aparato burocrático. Empezaron roces muy fuertes con las camarillas que quedaron fuera de las prebendas. Esta crisis es uno de los componentes de la formación de la opositora Celeste.


Muchos “verdes”, desplazados de sus lugares previlegiados, rompieron con Pedraza, y aún estando muy lejos de ser combativos, son hoy una de las vertientes de la lista Celeste.


El otro componente de la Celeste (hasta hoy muy minoritario) son los activistas que lucharon contra el gran avance de las patronales, que participaron de los cortes de vías contra los despidos y contra la inseguridad en los trenes. Este activismo fue el fogonero de una lista que obtuvo casi el 38% de los votos en todo el país.


La elección reflejó el repudio a Pedraza, pero deja abierto un interrogante sobre el futuro de la Celeste. Durante el proceso de formación de la lista, no pudo elaborar un programa. El activismo no pudo imponer a sus aliados una fisonomía futura del trabajo. Por otro lado, en la mayoría de las seccionales, en las direcciones de las listas seccionales no estaba el activismo a la cabeza, sino los viejos dirigentes verdes desplazados. El propio color de la lista es un dato de lo complejo de esta alianza opositora.


El interrogante ahora es si algunos ex verdes que ganaron en sus seccionales ahora como “Celestes” , abrirán una nueva negociación con su antigua lista. Es muy posible que direcciones como las de Victoria, después de coquetear con el activismo, vuelvan por enésima vez a sus viejas fuentes.