Un programa para el Centro Gallego

Elsa y Rubén (PO Centro Gallego)

El cuadro de agonía que sufre el Centro Gallego se compone hoy de los siguientes elementos: la conducción del Centro pasa, de mano en mano, por diversas camarillas que pugnan por armar algún negocio con obras sociales y prepagas -con injerencia de funcionarios oficiales (Pami)- sin que se avizore ningún desenlace.


El gobierno de Galicia ha dejado de asistir al hospital. La deuda salarial con los trabajadores y médicos -que se acumula desde hace 8 meses- y el pago de unos pesos cada tanto han llevado a la deserción de casi la mitad del personal, agobiado por las deudas y condiciones de vida por debajo de la subsistencia. El hospital trabaja en un 30% de su capacidad total, solo en los servicios que, manejados por sus jefaturas, operan como kioscos cerrados y no rinden cuentas de sus ingresos -al estilo de una “tercerización” de las prestaciones. La atención a socios de la colectividad ha caído a niveles muy bajos, pero nadie sabe cuánto se factura y cómo se utilizan esos fondos.


El Estado aporta 1.200 pesos mensuales por trabajador como Repros, a los que se suman ahora 2.000 pesos del Inaes, que ha iniciado una gestión sobre el hospital. Con los vales que tesorería paga cada tanto, el último mes se totalizaron unos 3.500 pesos por trabajador. Muy lejos de los 6 mil pesos que -según el nuevo convenio- debe cobrar una enfermera, pero un progreso relativo respecto de la miseria de los últimos meses. Ha contribuido a ello un reciente paro total del personal, con fuertes cortes de la Avenida Belgrano, que frenaron el negocio de los servicios –kiosco, especialmente el de diagnóstico por imágenes, de mayor facturación.


La pelea está por entero organizada por iniciativa del sector antiburocrático de la comisión interna de Atsa y por activistas autorganizados, ya que el sector de la burocracia que responde a Daer – West Ocampo opera como desorganizadora sistemática de la lucha y como gestora de las maniobras patronales entre los trabajadores.


Al sexto día de ese último paro, se anunció la próxima formación de un “comité de emergencia” integrado por el Inaes (organismo que regula mutuales y cooperativas), la gerencia, las agrupaciones gallegas y un representante de la burocracia de Sanidad. Todo esto, en sigilo y de espaldas a los trabajadores y sus asambleas, suena a la preparación de una intervención de la mutual gallega, la que tendría desconocidas consecuencias. Por ejemplo una reorganización, con racionalización.


Esta novedad abre una vía de intervención para la lucha de los trabajadores, organizar una movilización al Inaes y al Ministerio de Trabajo con el siguiente programa:


  1. ningún despido y recuperación de todos los puestos de trabajo
  2. respeto de categorías, antigüedad y nivel salarial de convenio
  3. elección en asamblea de dos representantes directos de los trabajadores en la mesa que se conforme
  4. control directo de los ingresos con prioridad al pago de sueldos
  5. investigación del vaciamiento y sus responsables, control de los trabajadores y los socios.


La variante Inaes puede ser perfectamente un nuevo engaño entre los tantos escuchados durante estos meses. Un hospital de este porte y complejidad no puede quedar al arbitrio de nuevos aventureros. Si esta variante no progresa, el Estado debe hacerse cargo del hospital bajo gestión de una comisión electa de trabajadores y socios.