El gobierno nacional acaba de anunciar la implementación de un refuerzo en los salarios familiares de los trabajadores con ingresos familiares de hasta $131.000, que de forma complementaria llegaría a los $20.000 por hijo. Aún sin muchas precisiones, se trata de una medida limitada y de temporada que no modifica la condena de millones de trabajadores y sus familias a la pobreza.

La medida fue anunciada por la titular de la Anses, Fernanda Raverta, y el ministro de Economía, Sergio Massa, e implica un complemento en los montos abonados a las asignaciones familiares del Tramo 1 (las familias trabajadoras más pobres) –actualmente en $8.471- para pagar un total de $20.000 por hijo.

Se trata de una política que llegaría solo a 1,1 millón de trabajadores y, estiman, a 1,8 niños y niñas, de forma excepcional y que, según lo anunciado, no implica el pago de un bono concurrente sino la adición complementaria del monto restante: es decir, unos $10.000 por chico.

Tampoco representa un aumento de las escalas y montos oficiales por salario familiar, lo que ayudaría a muchas familias a elevar parcialmente su poder adquisitivo, sino que solo permite una ventana ocasional para salir uno o dos meses de la pobreza y volver de inmediato a ella.

Entre los fundamentos ofrecidos por Massa, este mencionó querer “recuperar los casi 20 puntos de pérdida en el poder adquisitivo que se produjo durante los últimos dos años del gobierno anterior”, lo que muestra un cinismo inusitado por parte de un gobierno que ha continuado la tendencia a la depreciación del poder adquisitivo de los salarios.

Además de que la medida omite a millones de trabajadores no registrados, autónomos, changarines, monotributistas, precarizados de los programas sociales y a quienes se encuentran por fuera del Tramo 1 y también cuentan con obligaciones familiares y gastos no cubiertos.

La alusión a un monto total de $20.000 quizás sea a los fines de contentar al sector del oficialismo que puja por una suma fija de similar tenor para “reforzar” los salarios, aunque siempre por debajo de la inflación y achatando las escalas salariales. Sin embargo, esto tampoco parece haber dado resultado, como lo demuestra el portazo de Grabois y sus diputados al bloque de diputados del Frente de Todos.

La medida anunciada por el gobierno no pasa de otro “bono” ocasional, que busca disimular y encubrir la política de ajuste en marcha. La única forma de defender realmente los salarios es partiendo de una recomposición general de los mismos, para que cubran la canasta familiar que mide la Junta Interna del Indec más los gastos de vivienda: todo lo necesario para sacar a las familias obreras de la pobreza.