Sindicales

24/7/2020

Una Asociación de Médicos Municipales que apesta

El secretario general Jorge Gilardi y su exsocio Carlos Rojo, al servicio del ajuste de Rodríguez Larreta.

Jorge Gilardi (izq) y Carlos Rojo.

En la Ciudad de Buenos Aires, la Asociación de Médicos Municipales (AMM), en lugar de funcionar como un gremio en defensa de los médicos y la salud pública porteña, responde al gobierno de Horacio Rodríguez Larreta y a los intereses particulares de la conducción gremial del radical Jorge Gilardi. Entregan sistemáticamente las paritarias y degradan nuestras condiciones laborales y profesionales.

El Covid-19 solo agravó una crisis sanitaria y la precarización laboral precedente. Los Comités de Crisis para la burocracia sindical son la distribución de la miseria, negando licencias para los grupos de riesgo, sin conformar las “cohortes” ni incorporar al personal que necesitamos, otorgando Equipos de Protección Personal (EPP) incompletos y de mala calidad, sin realizar los testeos adecuados para el personal de salud, persiguiendo a quienes denuncien un “contacto estrecho” y rechazando las cuarentenas. Exponiendo al personal de salud y a las familias convivientes. Mientras no reabren las paritarias, nos siguen descontando impuestos al salario (mal llamado “ganancias”) y pretenden conformarnos con un bono de 5 mil pesos mensuales durante la pandemia.

Les trabajadores de la salud porteña crecimos en lucha y organización durante los últimos años. Resistimos el cierre del Borda y Moyano, el 5×1 Hospitalario que pretendía compactar al Udaondo-Ferrer-Curie-Irep en el predio del Muñiz, con el objetivo de liberar los terrenos para la especulación inmobiliaria. El hecho más significativo de organización de los profesionales de salud fue el paro por tiempo indeterminado de fines de 2019 organizado por la Asamblea de Residentes y Concurrentes de CABA, quienes rodearon la Legislatura Porteña y el Ministerio de Salud, estableciendo una mesa de diálogo que superó a la conducción de la AMM; para rodear luego la Jefatura de Gobierno y voltear la reaccionaria ley precarizadora que se se había votado solo meses atrás.

Pero la AMM siempre que apareció fue para amedrentar, perseguir, confundir y dividir a les trabajadores. El interés de la burocracia no es defender a los médicos ni la salud pública, sino conservar la jugosa caja de la obra social, el seguro de mala praxis y el seguro de vida, pero incluso más los negociados que se reparten con el Ministerio de Salud y las direcciones hospitalarias. Entre estos, los convenios con los centros de diagnósticos y tratamientos tercerizados; las obras de infraestructura y la compra de insumos con costos sobrefacturados (como el reciente caso de los barbijos); la participación en los curros de las empresas tercerizadas de limpieza, cocina, maestranza, lavandería, mantenimiento y seguridad; la aprobación de protocolos terapéuticos con la industria farmacéutica. Ninguna corruptela es posible en la salud pública sin el aval de las burocracias sindicales de AMM y de Sutecba (municipales).

Entre las últimas “entregadas”, la más significativa fue la de nuestra Carrera Profesional. La bochornosa reforma de la misma que votaron en la Legislatura Porteña en 2018 fue acordada por el gobierno de Larreta con AMM, Sutecba y el Consejo Ejecutivo (heterogéneo, pero de mayoría kirchnerista) de la Federación de Profesionales del GCBA (conformada por 17 asociaciones, como las de Trabajo Social, Psicología, TO, Psicopedagogía, Fonología, Kinesiología, Bioquímica, Odontología, entre otras). La reforma se realizó a espaldas incluso de las asociaciones más combativas como la Apss (Servicio Social) y de todo el activismo de trabajadores de la salud que nos movilizamos para repudiarla. En sintonía, Sutecba firma las paritarias de miseria para el personal administrativo pero también para enfermería, bioimágenes e instrumentación quirúrgica, a quienes les niegan el pase a la Carrera Profesional.

En el caso de los médicos, sabemos que tanto la asociación de médicos nacional (Amra) como la confederación nacional (Comra) responden, al igual que AMM, a intereses ajenos a la defensa de nuestras condiciones de trabajo. Nos condenan al pluriempleo bajo distintas modalidades de precarización como el monotributo, con retraso en los cobros y por magros salarios.

La última elección

En las últimas elecciones de AMM un sector peronista liderado por Carlos Rojo, quien co-dirigía el sindicato con Gilardi, rompió con la conducción y presentó una lista propia (Lista 10).

Nuestra agrupación Tribuna de Salud hizo campaña por el Frente de Recuperación Gremial, llevando como candidato a Jorge Pachamé, quien ingresó como congresal y ganó la filial de la Maternidad Sardá, con importantes votaciones en muchos hospitales que permitieron fortalecer la lucha contra el ajuste. Todo un contraste con las filiales que pasó a dirigir la Lista 10 autodenominada como opositora a Gilardi: sus dirigentes peronistas no presentaron resistencia alguna a los planes de Larreta, como debería corresponder a su lugar en el sindicato, por no decir en un carácter más general a las centrales gremiales CTA y CGT.

La lista de Carlos Rojo incluso tiene sus vínculos con el gobierno porteño: la ex ministra de Salud, Ana Bou Pérez, viene del Hospital Ramos Mejía, el bastión por excelencia de Carlos Rojo. Actualmente es legisladora de la Ciudad de Buenos Aires por del bloque de Larreta, puesto al que accedió luego de perpetrar el ataque directo a los trabajadores de salud descripto más arriba.

Cuando el activismo les cuestiona su pasividad a los dirigentes de la Lista 10, los convocan a “votar bien en 2021” para sacar a Gilardi. Pero como si fuera poco, en lugar de pelear por nuestras condiciones laborales en plena pandemia, la Lista 10 ya comenzó su campaña electoral en AMM. Quieren capitalizar en forma oportunista y demagógica el rechazo que existe en los médicos municipales a la conducción de Gilardi.

Hace tiempo que el kirchnerismo cerró filas con Carlos Rojo y presiona al activismo para que se reagrupe tras su figura, que presenta como única alternativa contra Gilardi. Rojo es un personaje bien conocido por les trabajadores de la salud: ex interventor del Pami capital que reventó al Hospital Francés y actualmente la persona más poderosa de la Facultad de Medicina de la UBA. Allí no solamente dirige el claustro de graduados y la oficina de posgrados, desde donde lucra con las carreras de especialista y los cursos, sino que también tiene bajo su órbita a la mayoría del claustro de profesores y los consejeros estudiantiles de Nuevo Espacio Medicina (NEM) -es decir que el decano está a sus órdenes. Rojo creó la agrupación NEM en un acuerdo con Emiliano Yacobiti (diputado nacional UCR – ex Franja Morada), poniendo al frente de la misma a su propio hijo Matías Rojo, con el objetivo de dominar los tres claustros de la Facultad en un co-gobierno con radicales y macristas. Así son las cosas en Medicina-UBA, con Carlos Rojo proscribiendo en las elecciones pasadas del claustro a nuestra lista de graduados que reunió más de 150 avales, pero presentándose en AMM como una oposición a Gilardi.

Nuestra posición en AMM es clara. Queremos un sindicato independiente del gobierno y de cualquier variante patronal, para defender nuestras condiciones de trabajo y la salud pública. Una lista liderada por Carlos Rojo con un programa de reivindicaciones desconocido pero impulsando una campaña electoral oportunista en plena pandemia, sin que se le conozca siquiera plan de lucha alguno, es incompatible con este objetivo. El repudio a la AMM es tan grande entre el activismo que conlleva al rechazo de las afiliaciones e incluso desafiliaciones. Tenemos que contrarrestar las extorsiones del kirchnerismo y canalizar el descontento con Gilardi pero desde una perspectiva independiente, en sintonía con la asamblea de residentes y concurrentes de CABA, el movimiento de enfermería por el pase a la Carrera Profesional, las caravanas de profesionales de la salud, es decir, de todos las luchas a las que Rojo y Gilardi les dan la espalda.