Sindicales

14/8/2014|1327

Una huelga histórica de la docencia universitaria de Tucumán

Una huelga histórica de la docencia universitaria de Tucumán ok

La huelga general de los docentes universitarios tucumanos ha entrado en el día 82 y se ha transformado en una de las huelgas más largas y tenaces del movimiento sindical de Argentina. Cuenta con el apoyo decidido del movimiento estudiantil, que ha tomado las instalaciones del Rectorado. Los reclamos principales del movimiento son un 40% de aumento salarial, un adicional de emergencia hasta que se reabran las paritarias, la carrera docente y la ciudadanía a los docentes preuniversitarios.

Contra esta lucha excepcional se ha erigido un bloque que va desde los gobiernos nacional y provincial, los gobiernos y el Parlamento del NOA, hasta la burocracia sindical y la burocracia estudiantil de todos los colores y bandos, las autoridades de la UNT y sus patotas, la Justicia federal y el Arzobispado. En la conferencia de prensa en la cual atacó al Partido Obrero por nuestra participación en las luchas contra suspensiones y despidos, Capitanich atacó con virulencia a la huelga universitaria de Tucumán. Esta Santa Alianza ha lanzado una cruzada política y represiva para derrotar la huelga, pero ha fracasado una y otra vez. Incluso la oposición que representan el Unen y su candidato José Cano se ha unido en este caso al oficialismo contra el movimiento educativo más amplio y combativo que haya conocido Tucumán. El asesor legal de la rectora, Rodolfo Burgos, revista en el Acuerdo Cívico.

La rebelión docente ha creado un nuevo cuadro de situación al interior del sindicato (Adiunt). La conducción de Pavetti, un dirigente pro K, ha sido arrastrado por el enorme empuje de las bases, en tanto que su agrupación ha quedado relativamente marginada. La lista del PCR (Unidad), que participa de la conducción de Adiunt, ha tenido una política pendular: en varias ocasiones ha planteado levantar la huelga, aunque no se haya obtenido satisfacción a las reivindicaciones.

En una reunión secreta con la tectora, la Cepa (PCR) acordó el levantamiento de la toma si se fijaba fecha de convocatoria de la Asamblea Universitaria para establecer la carrera docente. La Cepa fue repudiada en una asamblea estudiantil, luego de lo cual se retiró de la toma y desató en las redes sociales una campaña de calumnias contra el PO. Posteriormente, la lista Unidad dio un viraje a favor del mantenimiento de la huelga; sin embargo, la Cepa no volvió a la toma estudiantil.

La agrupación Naranja (orientada por el PO) en todo este tiempo ha afirmado su influencia en los sectores más combativos por su política de defensa consecuente de la huelga indefinida. Ariel Osantinsky se ha transformado en el referente más popular de la lucha en curso.

En las ultimas dos semanas, los acontecimientos se han precipitado. La Justicia hizo lugar a una cautelar pedida por un grupo de padres y ordenó que el Ministerio de Trabajo de la Nación convoque a conciliación obligatoria. Luego de esto, Alperovich convocó a su propia conciliación obligatoria desde la Secretaría de Trabajo provincial, algo completamente ilegal y, a la vez, violatorio de la autonomía universitaria. Contra todos estos ataques concertados, la huelga ha seguido firme como una roca, con marchas de antorchas, piquetes, etc. Un grupo de decanos se ha negado a presentar las listas de ausentes para impedir los descuentos.

Una asamblea docente enorme (ver nota aparte), el martes 12, rechazó una ‘oferta’ de mediación para levantar la huelga.

La lucha se ha tornado más encarnizada -Franja Morada y varios decanos están convocando a ‘recuperar’ el Rectorado.

En esta lucha extraordinaria se ha desarrollado un Comité de huelga y un régimen de asambleas, que deben ser fortalecidos cada vez más: en las asambleas participa, en promedio, nada menos que un 40% del plantel de docentes universitarios. También se refuerza la adhesión activa del movimiento estudiantil en todos los niveles a la toma. La huelga es activamente boicoteada por la Conadu, mientras que la CTA de la provincia no ha movido un dedo en 80 días de lucha. Por eso, es necesario impulsar una jornada nacional de lucha y empalmar de este modo con el conjunto de las que se desarrollan en todo el país contra los despidos y suspensiones, contra el impuesto al salario y por una huelga nacional.


Daniel Blanco
y Diego Toscano