Sindicales
2/5/1996|492
UOM Avellaneda: este ‘plan de movilización’ no alcanza
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El plenario de la UOM Avellaneda, que se reunió el pasado jueves 25, no discutió un plan de lucha como lo había prometido la directiva en un plenario abierto anterior. Simplemente la dirección declaró que el gremio entraba en “estado de alerta y movilización” y que habría “asambleas por establecimiento y paros sorpresivos”. El acuerdo entre los directivos de la seccional sustituyó el debate del plenario de delegados.
La diferencia entre un método y otro tiene una gran importancia. Cuando el planteo anunciado en el plenario se puso en marcha, con paros sorpresivos en los lugares de trabajo, el gremio informó a los diarios que éstos eran “en protesta por 700 despidos y numerosas suspensiones en el sector” (ver Crónica, 30/4). Cualquiera se puede dar cuenta, sin embargo, que la ‘protesta’ no va a detener los despidos, ni tampoco los paros de 15 minutos; la UOM viene fracasando hace mucho tiempo con planteos de estas características. Los metalúrgicos necesitan un programa para apoyar su lucha, no pueden limitarse a la ‘protesta’; se debe decir qué salida oponemos a las cesantías y suspensiones de la patronal. La ausencia de debate en el plenario ha impedido que se establecieran las reivindicaciones.
Con respecto a los despidos y suspensiones, que las patronales justifican por caídas de ventas y de producción, los sindicatos deben reclamar el reparto de las horas de trabajo entre todo el personal, sin afectar el salario. Las patronales pueden hacer frente a este reclamo con sus ganancias acumuladas; si no son capaces de mantener su fuente de trabajo, esas patronales deben ser expropiadas, y las empresas, estatizadas, funcionar bajo control obrero.
La reivindicación de la escala móvil de horas de trabajo introduciría un cambio fundamental en las perspectivas de un plan de lucha. Establecería un objetivo cierto y permitiría dar una respuesta preventiva del movimiento obrero a amenazas de despidos y suspensiones más o menos próximos. Esta reivindicación motivaría a los compañeros que no sufren despidos en forma inmediata.
Otra reivindicación fundamental es que se pague el salario de convenio y las horas extras como tales, esto porque el alargamiento de la jornada laboral sin pago de extras significa que se quitan puestos de trabajo a otros compañeros.
Los paros de 15 minutos no constituyen un medio serio de presión contra patronales dispuestas a imponer la ‘flexibilización laboral y salarial’, ni tampoco se compadece con una situación de caída de ventas y producción. Es necesario proceder de otra manera. Con relación a las fábricas que despiden, hay que ocuparlas en reclamo de la reincorporación y del reparto de las horas, sin afectación del salario; lo mismo hay que hacer con las que incumplen con el pago de los salarios. Con relación a la situación en su conjunto es necesario un plan de lucha que radicalice las medidas de fuerza, a partir de paros generales activos, hasta la huelga general, incluso con ocupaciones generales de empresas.
Los graves ataques patronales se manifiestan en todo el país, no son privativos del sur del Gran Buenos Aires. Un plan de lucha que quiera triunfar y que quiera abandonar para siempre los fracasados planes de la UOM de la última década, tiene que tener un carácter de conjunto, es decir de toda la UOM. No lleva a buen puerto limitar un plan de lucha a una seccional sola.
Lo que se plantea en la UOM Avellaneda es la necesidad de convocar a un nuevo plenario de delegados que vengan con mandatos de asamblea, para definir las reivindicaciones con las que se va a enfrentar la política de despidos y para definir los métodos de lucha correspondientes. La UOM tambien debería convocar a todos los sindicatos de la zona sur para aplicar conjuntamente un plan de lucha intersindical en toda la región.