En la última reunión por paritarias, realizada en el Ministerio de Capital Humano, la cámara siderúrgica volvió a rechazar una recomposición acorde al incremento inflacionario.

Ante esto, la UOM decretó un paro por 24 horas que debía concretarse el 1 de febrero.
El paro, que no fue debatido en congreso ni asambleas, fue anunciado en cartelera de fábricas. También se informó que la dirección de UOM solicitó a la ministra Sandra Pettovello que rechace la conciliación obligatoria pedida por la empresa, aunque eso fue lo que finalmente sucedió. Esta secuencia es conocida por los metalúrgicos.

La UOM pide una recomposición de acuerdo al IPC pero las empresas ofrecen un 34,7 % para diciembre y enero; un porcentaje muy alejado de los aumentos reales de inflación.

El pedido de la UOM a su vez no alcanza para sacar los salarios del fondo del pozo porque se sigue discutiendo porcentajes en base a un básico que está por debajo de la línea de la pobreza. La discusión paritaria debe ser por el valor de la canasta familiar y no sobre un básico derruido.

Por otro lado, esta paritaria está siendo atravesada por el DNU y el tratamiento de la Ley Omnibus que atacan de manera criminal las conquistas obreras. La UIA y las patronales metalúrgicas apoyan con entusiasmo la destrucción de los convenios y las limitaciones al derecho de huelga.

La defensa del salario, fundamental, debe estar unida a la lucha general por los puestos y las condiciones de trabajo.

Las dos semanas de conciliación deben servir para preparar un plan de lucha, con asambleas de fábrica y congresos de delegados con mandato, por un pliego de reivindicaciones integral.

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