Sindicales

15/1/2020

Vicentin en default: alerta para los trabajadores aceiteros

El grupo Vicentin -una de las cinco empresas más grande del país en materia de procesamiento y exportación de granos- se encuentra en “default” desde el mes de diciembre. Se calcula que la empresa debe alrededor de 1.400 millones de dólares. La deuda se reparte aproximadamente entre: bancos extranjeros (700 millones), bancos nacionales (350 millones), acopiadores y comercializadores  de grano (350 millones).


La crisis de Vicentin, por su envergadura, se ha trasladado a la Bolsa de Comercio de Rosario. La aceitera debía presentar un plan de pagos ante la exigencia de uno de sus acreedores -se contabilizan unas 30 demandas presentadas ante la Bolsa por incumplimiento de pago-, sobre la cual Cámara Arbitral debía tomar una resolución al respecto. Vencido el plazo establecido no se conoce resolución alguna. La resolución de la Cámara podría significar que Vicentin no pueda continuar operando en la Bolsa de Comercio, por lo que se teme que una caída de la cerealera provoque un efecto dominó en toda la cadena productiva y de comercialización.


La postergación de definiciones va asociada a las tratativas de Vicentin para refinanciar su deuda con los acreedores. Una parte importante de ella es con el Banco Nación y el Banco Provincia, desde donde afirman que no estarían dispuestos a aceptar un recorte de las deudas (Ámbito Financiero 15/1). Otro frente importante es la negociación con la Asociación De Cooperativas Argentinas (ACA) a quienes adeuda unos 100 millones de dólares. La ACA podría restablecer el abastecimiento de materias primas para que Vicentin vuelva a producir y así poder cancelar sus deudas, pero la negociación también se encuentra atravesada por las pretensiones de la cooperativa sobre el capital accionario de la empresa.


La demora en la resolución está vinculada al enorme peso de Vicentin en la Bolsa de Comercio: uno de los principales accionistas de la empresa, Alberto Padoan, fue presidente de esta entidad hasta noviembre pasado. El directorio de la Bolsa de Comercio de Rosario comenzó con reuniones de emergencia con el gobierno provincial, el municipio y el banco municipal de Rosario. También trascendieron rumores sobre la posibilidad de compra de Vicentin por otros grupos, como son Cargill, Circo o Aceitera General Deheza.


Los trabajadores aceiteros


Las tres plantas ubicadas en la provincia -una en Avellaneda y dos en el cordón industrial de San Lorenzo- se encuentran paralizadas. La patronal otorgó vacaciones forzosas hasta el 20 de enero. El sindicato aceitero de San Lorenzo (SOEA), dirigido por Pablo Reguera, convocó a una concentración en los portones de la planta para el viernes 17, ya que ese día habrá una nueva reunión con la empresa. Hay una importante inquietud de los trabajadores, quienes acudieron al sindicato para intentar averiguar algo al respecto del futuro de los puestos de trabajo.


La dirección del SOEA cuenta con una tradición de entrega del convenio colectivo de trabajo y de paritarias dentro del tope establecido por los sucesivos gobiernos. Siempre de espaldas al conjunto de los trabajadores aceiteros. Por su parte, la planta ubicada en Avellaneda está enrolada en la Federación Aceitera, de la cual no se conocen declaraciones públicas al respecto de esta situación crítica.


Los trabajadores aceiteros vieron como en el último tiempo se cerraban las puertas, con despidos masivos, en Cofco, Bunge y Cargill. Cualquier plan de lucha para defender los puestos de trabajo fue sacrificado en nombre de las expectativas en el recambio electoral, con la consigna de “hay 2019”. Llegado el relevo electoral la crisis se agudiza. Hoy la amenaza de la pérdida de puestos de trabajo se da bajo el gobierno de Alberto Fernández.


Tanto el SOEA como la Federación se encuentran atadas de pie y de manos y asimiladas al gobierno de Alberto Fernández y su Pacto Social, condición que bloquea cualquier tipo de iniciativa de fondo para defender los puestos de trabajo.


El proceso de renegociación de las deudas de Vicentin seguramente venga de la mano de buscar nuevas garantías para revalorizar la rentabilidad de la empresa a costa de un mayor sacrificio de los trabajadores, siempre con el pretexto de defender la continuidad laboral. Se trata de un cuadro de extorsión para el colectivo obrero. La empresa debe abrir sus libros y ponerlos a disposición de los trabajadores para que se investigue en qué han gastado las abultadas ganancias de los últimos años.


Es necesario comenzar con la deliberación colectiva, con asamblea en cada planta de Vicentin y un plenario de delegados de las organizaciones gremiales, con mandato de base, para preparar a los trabajadores frente a tamaña crisis. Que no toquen ningún puesto de trabajo, ni ninguna conquista. Que la crisis la paguen los capitalistas.