El viernes 25 de agosto, al llegar a las 8 de la mañana a su puesto de trabajo, los trabajadores de la oficina Parral se encontraron con la novedad de que la jefatura de atención al cliente había convocado a “terceros” a realizar durante el fin de semana las tareas de mantenimiento (guardias) que habitualmente realizan una parte de los empleados efectivos.

Este hecho generó la inmediata declaración de asamblea permanente (paro total de actividades), denuncia por parte de los delegados a Foetra y comunicación a todos los delegados de la zona.

A las 9:30 las asambleas de los edificios dependientes de la zona de Once se encontraban paralizadas. Los delegados de base, junto al responsable de Foetra Sergio Sosto, comenzaron a juntarse en Parral. A las 11 los trabajadores de base de las oficinas Mitre, Lezica y Culpina se movilizaron a Parral para integrarse a la asamblea.

La empresa trajo trabajadores más jóvenes y sin experiencia gremial de zona norte para que oficiaran de rompehuelgas. Fracasaron, pues se integraron a la asamblea.

Enterados trabajadores de empresas tercerizadas de que las averías que estaban reparando eran para romper la huelga, se comunicaron con los delegados. A las 12, los trabajadores de las contratistas se incorporaron a la asamblea que reclamaba que, ante la falta de personal, se recompongan las dotaciones definiendo que las tareas de mantenimiento sólo se efectúen con mano de obra propia. Que la totalidad de la dotación que desee cubrir la guardia de este fin de semana (horas extraordinarias) sea convocada, y exigir una reunión gremio-empresa para tratar la cuestión de fondo (colocar bajo convenio a los terceros y asegurar el ingreso de personal).

Fue ahí cuando Telefónica, después de fracasar con todos los intentos de dividir y ver cómo cada grupo que enviaban para carnerear se sumaba a la lucha, “decidió” acceder al reclamo de los compañeros.